“Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.
Fredric Jameson
La negación.
Primera etapa del duelo.
El pasado viernes 23 de agosto, el Instituto Nacional Electoral aprobó por mayoría de votos la asignación de legisladores plurinominales, que da a Morena y partidos que le acompañan la mayoría calificada en Cámara de Diputados, y con la que le faltan sólo 3 senadores para lograrla en la Cámara Alta.
La resolución del INE no hace más que confirmar lo que se vivió el pasado 2 de junio en las urnas, donde la oposición terminó de desfondarse, en mucho por la endeble e insustancial candidata presidencial que presentaron a la competencia y por la total ausencia de un proyecto de nación.
El 2018 marca el inicio de el deseo de un cambio de rumbo. El triunfo de López Obrador fue, además de contundente, el triunfo de la esperanza por sobre las reiteradas experiencias de fraude y marrullerías.
Y es que, desde aquel lejano 2018, la oposición sigue actuando en dos canales muy bien definidos. El primero es augurando escenarios catastróficos que nunca se cumplen: desde pronosticar devaluaciones donde el dólar llegará a los 35 o 40 pesos, hasta que el Presidente se va a pelear con el mandatario gringo en turno. En esa misma sintonía, dieron por hecho que ser oposición significa literalmente estar en contra de todo y a favor de nada de lo que propusiera el Presidente López Obrador.
En ese estar en contra de todo, se opusieron a los grandes programas estratégicos. Hicieron campañas en contra de las refinerías, del Tren Maya, del AIFA y más. Sus “analistas” estrellas diagnosticaron fracaso tras fracaso, hablaron en contra de las “energías sucias” y mintieron sobre torres de control inclinadas; cretinos como Eugenio Derbez o el vocalista de Café Tacuva promovieron campañas como “Sélvame del Tren”.
Hoy por hoy, los resultados del gobierno son una bofetada para sus “análisis” y sus pronósticos apocalípticos. Para ellos, es más fácil imaginar el fin del país entero (con solicitudes explícitas de invasiones extrajeras) que imaginar y asumir de manera responsable un cambio de régimen.
El segundo canal por el que van bregando es la negación. En un duelo, ante una pérdida de un ser querido, la primera reacción es precisamente negar lo que está ocurriendo. Las etapas más reconocidas, son: negación, enojo, negociación, depresión, aceptación (resignación) y el consecuente aprendizaje.
Desde la pérdida que experimentaron en 2018, en la oposición no han avanzado de la etapa de la negación. A estas alturas y con una derrota más a cuestas, siguen culpando a todos por su pérdida, insultando con rabia inusitada a quienes no votamos por ellos, y más.
Patéticos e indignos:
La noche del 2 de junio, Xóchitl Gálvez llamó por teléfono a Claudia Sheinbaum para felicitarla por los casi 36 millones de votos que obtuvo. Ahí reconoció su apabullante derrota. Desde ese momento, hemos asistido a espectáculos patéticos e indignos: Las manifestaciones a las puertas del INE donde un puñado de personas encabezadas por el señor Claudio “Xoconostle”, clamaban por evitar la “sobre representación”. Supuestos analistas salieron mañana tarde y noche en todos los medios a hablar de interpretaciones alucinantes de la Constitución.
En un hecho indigno de cualquier persona que ya reconoció su derrota, Gálvez Ruiz salió a medios a decir que le habían robado ¡¡¡10 millones de votos!!! Y hasta un Ferriz, dijo que tenía pruebas de un algoritmo utilizado para hacer fraude electoral.
Quizá lo más patético de estos días sea la “manifestación” que simpatizantes de la “marea rosa” hicieron a las afueras del Tribunal Electoral: en un video, el tuitero Freddy Oliviery consigna cómo los manifestantes llaman con gritos desesperados a los transeúntes a que se unan a su protesta.
La escena es tan patética y humillante, que la gente pasa de largo en silencio, sin increparlos. No suenan en los cláxones, ni siquiera la consabida “mentada de madre”. Están en la negación, humillados. En la ignominia, ignorados.
¿Cuánto tardarán en la oposición en iniciar su proceso de duelo? Por su propia dignidad y por salud democrática, esperemos que no mucho.
Mientras, estaré atento. Entre la etapa de depresión y aceptación, algunos tanatólogos hablan del (agárrense de su asiento) “valle de la desesperanza transitoria”. Estoy ansioso por ver cómo lidiarán con eso.
A manera de colofón: Que bueno que vuelve al país Ricardo Anaya. En el PAN necesitaban un personaje fresco e inmaculado. Usted y Markitititos Cortés serán la mancuerna que sacará adelante a la oposición. Enhoranbuena. 😊