1.- Porque México es uno de los países con mayor riqueza y diversidad natural y cultural en el mundo. Sin embargo, en las últimas décadas, como consecuencia de políticas de desarrollo que dejan de lado el uso sustentable y la conservación de dicha riqueza, la degradación y agotamiento de los sistemas naturales del país y de la calidad de vida de sus habitantes, lo han puesto en un escenario, como dice Víctor Toledo, titular de Semarnat, cercano al “desastre ambiental”.
2.- Porque si bien el ritmo de desforestación ha disminuido sigue siendo preocupante. Esto se debe en parte a ciertas políticas de aprovechamiento sustentable de los bosques; ya que los mayores dueños y poseedores de ese capital natural del sector social de la economía rural son los más desfavorecidos con las políticas públicas del sector forestal.
3.- Porque la minería a cielo abierto, con evidente carencia de criterios de responsabilidad social y ambiental, se ha convertido en una de las actividades extractivas de mayor impacto ambiental, mientras representa una amenaza para la salud y bienestar de los habitantes locales. En reiteradas ocasiones, su operación viola las normas de procedimiento y genera riesgos y desastres que impactan en las poblaciones locales. Hoy en día, alrededor de 25 por ciento del territorio nacional ha sido concesionado para la exploración y/o explotación de yacimientos minerales, en muchos casos a empresas extranjeras que operan en México fuera de los estándares ambientales de sus propios países.
4.- Porque el avance anárquico de las ciudades es un factor de creciente importancia en el deterioro ambiental, el agotamiento de recursos y el deterioro de la calidad de vida de la gente. Priva en este terreno el criterio especulativo de los «desarrolladores» y la búsqueda de la mayor plusvalía, mas no la sustentabilidad en el uso del espacio y la calidad de vida de las personas. Se sobreexplota el agua, se modifica el paisaje, se asfalta o cubre de concreto el suelo, perdiendo así su posibilidad de albergar y generar vida. Todos los días cientos de hectáreas de bosques, selvas y manglares sucumben ante la voracidad de los desarrollos de infraestructura urbana, industrial y turística.
5.- Porque la calidad del aire es mala en muchas ciudades medianas y grandes. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), en más de diez ciudades en las que se mide la calidad del aire, su calidad se reporta como mala la mayor parte del año, con el consecuente riesgo a la salud de la población. Dejó de ser un problema propio de la ciudad de México para convertirse en uno de escala nacional.
6..- Porque el tema del agua es un problema crítico a nivel nacional, tanto por el agotamiento creciente del recurso como por la contaminación aguda que sufre. La mayoría de los mantos acuíferos se encuentran sobreexplotados, prácticamente todas las cuencas hidrológicas tienen algún grado de contaminación preocupante —las descargas domésticas, industriales y agrícolas vierten miles de toneladas de contaminantes a los cuerpos de agua sin tratamiento— y, como consecuencia del aumento del nivel del mar, los riesgos de contaminación de los mantos de agua dulce por agua salada (conocida como “intrusión salina”) están ya a la vista. Hablar de que estamos en la frontera de una crisis severa de agua no es una exageración.
7.- Porque los impactos ambientales negativos de la agricultura y la ganadería tecnificada siguen siendo importantes. El avance de la frontera agropecuaria se da a costa del desmonte de bosques y selvas de gran riqueza biológica, y los insumos agroquímicos para sostener este tipo de producción tienen severos impactos en los ecosistemas y en la salud de las personas, además de los efectos negativos globales de estas prácticas en el terreno del impacto del cambio climático regional y global. Es necesario recuperar las aportaciones de la agricultura familiar y de pequeña escala, como recomienda la FAO en su último informe sobre el tema a nivel mundial, ya que aporta hasta el 80 por ciento de la alimentación del mundo y de manejo diversificado: como la milpa en nuestro país. Este hecho en sí mismo es la mejor política de adaptación al cambio climático.
8.- Porque en el caso de las costas y aguas marinas patrimoniales de México, la pesca extractiva sin control sigue siendo una práctica común que amenaza o ya ha extinguido a un gran número de especies marinas de valor comercial o no, como la vaquita marina en el Alto Golfo de California. Prevalecen «artes de pesca» muy agresivas para el balance ecológico marino y siguen prevaleciendo por encima de sistemas de manejo sustentable de la riqueza marina mexicana.
9.- Porque falta la incorporación plena de la educación ambiental a todos los niveles educativos con una noción del medio ambiente que rebase fronteras internacionales, clases y órdenes sociales.
10.- Y sobre todo porque es imperativo actuar con urgencia en defensa de la salud no sólo de México sino también del planeta, y revertir el daño causado durante décadas por modelos de desarrollo que ignoran el componente de la sustentabilidad.
Como ciudadanos debemos sumarnos la huelga general mundial de los próximos días.
Pedro Álvarez Icaza. Experto en política ambiental y en gestión y manejo de recursos de cooperación multilateral internacional. Forma parte del programa de líderes ambientales de El Colegio de México.
@alvarezicazapc
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