Pluma Patriótica

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Pegasus y unas reflexiones sobre cómo vemos el pasado

Hace mucho que las historias de espionaje y contrainteligencia se quedaron estancadas con la retórica de la guerra fría; dejando de lado cómo esta lógica se había transformado con los avances de la tecnología y, sobre todo, haciendo creer que el espionaje no era igual al de aquellos años o al de la ficción de la posguerra.

El escándalo del software de Pegasus no es nuevo, hace algunos años ya se habían revelado la intervención y espionaje a la periodista Carmen Aristegui y muchos otros más que, durante el periodo presidencial de Enrique Peña Nieto, fueron críticos o activistas por causas sociales.

Ahora se devela que el actual Presidente, López Obrador, su familia, amigos y hasta su médico cardiólogo fueron espiados e intervenidos por el software.

Los casos de corrupción y barbaries que vivimos en el periodo de Enrique Peña Nieto fueron dignos de una novela de terror y ciencia ficción, con el voltaje de dolor que arraigó en la vida de miles de mexicanos y mexicanas, a quienes nos costó no solo la seguridad, sino también el bienestar y el futuro.

Destaca que los más afectados fuimos y somos los y las jóvenes del país a quienes los sexenios pasados nos dejaron un país destrozado. A pesar de los esfuerzos de este gobierno por remediar la situación actual, tomará más tiempo recuperar el bienestar para la población más joven del país.

Curiosamente, en redes sociales ha existido una discursiva interesante (por decir lo menos) sobre la percepción del gobierno de Peña Nieto, en la que han pululado opiniones sobre «extrañar al presidente ‘divertido'», «el que daba material para memes», «el que sí daba risa» y algunas otras como la de «vivir en tiempos mejores».

Aquí, otro ejemplo en Instagram y TikTok.

Estás opiniones, que se viralizan en páginas de memes en Instagram o en videos de opinión en tiktok, son consumidas principalmente por jóvenes y aunque muchos y muchas consideran que quienes tienen estás redes sociales son solo la clase media y rica del país, la realidad podría ser un poco diferente.

Puede ser que para muchos y muchas no resulte primordial darle importancia a este fenómeno o que lo consideren parte de las lógicas de derecha de la clase media-rica; sin embargo, es importante considerar los siguientes datos:

Instagram está entre la segunda y tercera red social más usada en México, en tanto que Facebook es la primera en el país.

Para marzo del 2021 en México hay cerca de 22.7 millones de usuarios en tiktok, que creció exponencialmente en el último año. Y aunque todavía no está en el top 5 de redes sociales en México, su crecimiento ha sido muy significativo, además de considerarse que una parte significativa de su contenido se replica en Facebook, Instagram y YouTube.

La pandemia aumentó el uso de redes entre la población mexicana y no hay indicadores de que se reduzca el tráfico de internet, sino que —por el contrario— siga en aumento año con año.

En conclusión, es importante hablar del impacto de las redes sociales en la conversación pública. Se ha dicho muchas veces que han logrado abrir el debate. Pero también es cierto que han proliferado los discursos poco serios, el contenido de opinión vacío y los memes que nadie puede criticar porque «solo son un meme». No obstante, todas estas cosas suman síntomas y reflejan cuán dañado se encuentra nuestro debate público en términos de la realidad nacional y el intercambio de ideas entre las diferentes fuerzas políticas que hay en el país.

Este daño es consecuencia directa de la colusión entre gobiernos y medios de comunicación que controlaban la información, perseguían a periodistas críticos y manipulaban la información a sus anchas y beneficio. El caso de Pegasus nos recuerda esos tiempos, que no debemos olvidar porque no queremos regresar a ellos. Es un aviso sobre lo mucho que falta por por enmendar en nuestra sociedad y cómo hasta un meme puede reflejar la forma en que asimilamos el pasado del país, su historia, el contexto y sus consecuencias.

En la reflexión social no se está viendo en el cambio de contenido en muchas redes sociales o medios de comunicación. Ya hemos visto que gran parte de esto se debe a que poco ha cambiado en los medios de comunicación, en donde se sigue utilizando la información a gusto y beneficio de un grupo específico.

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