Hace apenas una semana fuimos testigos del primer relevo desde la izquierda en la presidencia de la república, un hecho insólito en nuestro país, aunque anhelado por millones de mexicanos durante generaciones. Con la llegada de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo al poder ejecutivo se da inicio a una segunda etapa en la cuarta transformación: la etapa de la consolidación.
En esta etapa, «la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación», también debe consolidarse el ejercicio periodístico desde la izquierda, para ser más precisos: el periodismo con visión obradorista. Tal y como lo observamos hace 6 años, con la llegada del ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador al poder, se suscitó la irrupción de comunicadores y periodistas desde distintas plataformas digitales con el objetivo de equilibrar la balanza frente al periodismo corporativo emanado del poder empresarial.
Desde 2018 hemos atestiguado el surgimiento de nuevos espacios periodísticos, nuevos rostros, nuevas voces, nuevas ideas y opiniones. Es así como distintos proyectos identificados con el Obradorismo han gozado de aceptación por parte del pueblo de México. Los factores que han jugado a favor de esta nueva forma de hacer periodismo son diversos: la pluralidad de opiniones, las plataformas digitales y/o tecnológicas, el estilo propio de cada espacio, la interactividad con las audiencias, la diversificación y la visibilización de temas. Entre otros tantos.
Pero ¿qué hizo mal el periodismo corporativo? ¿y por qué está como está? El periodismo corporativo o el periodismo de la derecha se empeñó en montar narrativas inconexas, torcer os datos, sumar o restar interés y relevancia a conveniencia, hacer pasar opiniones y editoriales como noticias, e invisibilizar realidades… En consecuencia, obtuvo desprestigio y desconfianza.
Entonces, es pertinente precisar: el periodismo serio no es aquel que viste de traje y corbata, por el contrario, es aquel en donde se arremangan los puños de la camisa, en donde se camina la calle y se empolvan los zapatos. Tampoco es aquel con foros de televisión de última generación y cámaras robotizadas; mejor aún, es aquel que con menos hace más. Menos aún es aquel en donde las columnas de opinión parecen cartas llenas de deseos dirigidas a Santa Claus o, en su defecto, “cartas” llenas de recordatorios para el diez de mayo. Ni es aquel en donde a la mesa se sientan catedráticos a exponer infundadas fobias y desmesuradas filias.
En los géneros informativos del periodismo debe primar la verdad objetivada a partir de los datos. En los géneros de opinión la observación, la crítica, la lectura y traducción de la realidad siempre acompañada de la humildad de reconocer que no somos ni seremos dueños absolutos de la verdad.
Las asignaturas pendientes
El periodismo de la izquierda (o el periodismo obradorista) debe robustecerse en cuanto a su alcance, tender puentes entre medios afines, incursionar y ganar espacios en los medios corporativos sin dejar de estar en sus medios de origen, fortalecer figuras «estandarte» alejadas del ego, la veneración y la complacencia.