Cuando Claudia Sheinbaum creó PILARES, platicaba que su sueño era que niñas y niños gozaran del derecho a la educación, cultura y deporte, así como que las mujeres tuvieran la posibilidad de tener clases y talleres que les brindaran autonomía económica.
Hoy, en la Ciudad de México, después de 5 años y una pandemia, el acceso a esos derechos que el neoliberalismo intentó privatizar es una realidad para miles de ciudadanos de los barrios y pueblos de las 16 alcaldías. ¿Cuándo habíamos visto a tantas niñas y niños accediendo a clases gratuitas de ballet, con maestras de primera y presentándose en el Castillo de Chapultepec? ¿Cuándo hubiéramos imaginado que en la cancha de tenis de Los Pinos (a las que en el pasado solo un grupo minoritario tenía acceso) se convirtieran en un enorme patio de juego para bebés, padres y madres? ¿Cuándo en el pasado hubiéramos visto a 1400 personas de todas las edades unirse por amor a la música y conformar la Orquesta Comunitaria más grande de México?
La pasión y visión de Claudia Sheinbaum fue lo que hizo que esas grandes utopías se hicieran realidad. Cuando en el pasado había solo sueños individuales. hoy hay realidades colectivas que en los casi 300 PILARES transforman vidas y comunidades a través de la educación, cultura, deporte, autonomía económica y saberes. En la Ciudad de México podemos hablar de un antes y después en el tema de acceso a los grandes derechos, y ese sueño que alguna vez tuvo Claudia Sheinbaum hoy es una realidad a lo largo y ancho de la Ciudad de México.