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Politización en la educación y pedagogía en la política

“No es posible –dijo Paulo Freire– dar clases de democracia y al mismo tiempo considerar como absurda e inmoral la participación del pueblo en el poder.”

La participación ciudadana en los asuntos de la vida pública es fundamental para el buen funcionamiento de las sociedades y el desarrollo de las comunidades en todos los países del mundo. Por ello, es necesario fortalecer la democracia directa para que las demandas populares sean reivindicadas y el poder lo tenga el Pueblo, en la praxis.

Continuando con el pensamiento de Freire: “la educación es un diálogo que no puede ni debe darse en el vacío, sino en situaciones concretas de orden social, económico y político”, el destacado pedagogo plantea que nadie es analfabeto o “inculto” por elección personal, sino que esto es el resultado de situaciones sociales y económicas en que se encuentra el ser humano.

Para nuestra Latinoamérica, es necesario contar con propuestas políticas y educativas emancipadoras, además de dar una relectura de América la región hecha por ella misma; porque los Pueblos aún padecen la hegemonía eurocéntrica que nos dejó la invasión española, después de siglos de explotación colonial, en nombre del “desarrollo” occidental, con prácticas de opresión y con mucha violencia.

La pedagogía martiana (José Martí) fue construida para latinoamericanos/as y tiene como centro la defensa de la cultura de nuestros Pueblos. Se proyecta como arma de lucha para el logro de la unidad latina; forma parte de su pensamiento, cuyo estudio no estaría completo si no analizamos su modelo educativo. Su objetivo era lograr una América Latina unida. La integración solo sería posible si se lograba una comunidad de intereses culturales comunes.

En consecuencia, el quehacer político debe incluir en sus acciones la reivindicación del ser humano en su devenir histórico y debe contener una idea de cambio constante, que combata el conservadurismo y los regímenes autoritarios, así como la opresión de las clases dominantes.

Hay que educar y educarnos para tomar decisiones con responsabilidad social y, sobre todo, hay que participar en la democracia. Podemos construir desde la sociedad iniciativas a favor de la clase trabajadora, de las y los campesinos, de las juventudes, de las mujeres, bajo la lógica y dinámica de los movimientos sociales. Además, podemos colaborar en figuras organizativas comunitarias para incidir en la transformación de nuestros Pueblos.

Menciono también crear conciencia, otro de los pilares de Freire sobre la educación como práctica de la libertad. En México, vivimos actualmente un periodo de cambio profundo iniciado en 2018. Quienes somos partícipes de esta revolución de las conciencias hemos construido desde el 2005 (aproximadamente), teniendo como uno de nuestros pilares la generación de conciencia en el Pueblo mexicano para que nunca más estemos bajo el yugo de los opresores. Hagamos juntos una lectura crítica de la realidad social, una reflexión de los procesos populares, de las injusticias generadas por el neoliberalismo y del papel reproductor del orden social que juega el sistema escolar.

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