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Por el bien de todos, primero el sur

Por: Carlos Olivares

La configuración de capitalismo ha marcado una extrema desigualdad mundial que geográficamente se ubica en dos grandes polos: el Norte y el Sur.

El Norte —liderado por Estados Unidos y los países europeos occidentales— en su ambición por instaurar el régimen capitalista a toda costa, ha colonizado, violado soberanías, saqueado recursos naturales e impuesto gobiernos a nivel mundial, lo que ha derivado en un desarrollo sumamente desigual donde la mayor cantidad de personas en pobreza —casi la mitad de la población a nivel mundial— se encuentra en países de las regiones del Sur: América Latina, África, Asía y Oriente Medio. En tanto, la mitad de la riqueza mundial está en manos solamente del 1% de la población situada en los países del Norte.

Esta marcada desigualdad se incrementa por las crisis mundiales, pues desde las grandes guerras, las crisis económicas, las catástrofes ambientales y las pandemias  son las y los más pobres los que sufren las mayores consecuencias. Porque eso sí, cuando hablamos de grandes desarrollos, el mérito es privado, solo de unos cuantos, pero las crisis sí se socializan, las sufrimos todos, aun cuando muchas veces son “esos cuantos” los que las han provocado.

La crisis de la pandemia de covid-19 no ha sido diferente. Los países del Sur son los más golpeados y vulnerables; a su vez, el Norte —fiel a la costumbre neoliberal del “libre mercado” — ha intentado monopolizar la distribución global de las vacunas rezagando y despreciando a aquellos países del Sur donde viven más personas en situación de pobreza que, ante un sistema de competencia despiadada, precarizador del trabajo y de los derechos laborales, no han tenido otra opción más que la de salir a trabajar ante el riesgo que esto implica.

Ante este escenario adverso, el México de la Cuarta Transformación ha respondido honrosamente a la lucha contra la pandemia priorizando a las y los más desprotegidos, no solo a nivel nacional sino más allá de sus fronteras, defendiendo a los pueblos del Sur contra el acaparamiento de las vacunas por los países del Norte.

Con la encomienda del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el canciller Marcelo Ebrard está realizando un excelente trabajo para que las vacunas lleguen a nuestro país y se está impulsando una política exterior equitativa, solidaria y de cooperación internacional con los programas de donación a países de nuestra región latinoamericana. Durante la pandemia, México ha enviado ventiladores mecánicos de uso médico fabricados en el país a 10 países de la región, toneladas de insumos médicos a países de Centroamérica, también, en cooperación con el gobierno argentino del presidente Alberto Fernández, se están envasando millones de vacunas para su distribución regional y se han donado 400 mil 800 dosis de vacunas para Guatemala, El Salvador y Honduras; entre otras miles para Jamaica y  Belice. Todo esto de forma directa, sin compromisos y entre pueblos hermanos, ya que como decía el gran Eduardo Galeano: la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo.

No tengo duda que la política exterior de la Cuarta Transformación está siendo congruente con una de las máximas del Presidente — por el bien de todos, primero los pobres—, por lo que hoy México es ejemplo a nivel mundial de solidaridad en tiempos de pandemia.

Además, como muestra de que la Transformación está llegando a la política exterior, solo hace falta ver que a diferencia de los pasados gobiernos neoliberales que usaban los foros internacionales para el despilfarro y la alineación sumisa con el Norte, México ha tomado una posición soberana denunciando el acceso inequitativo de vacunas ante la comunidad internacional para que se garantice el acceso justo, equitativo y oportuno a las vacunas en todo el mundo, afirmando ante el Consejo de Seguridad de la ONU que “garantizar el acceso universal a las vacunas es el único camino para vencer la pandemia”.

Así como la gran mayoría del pueblo mexicano comprometido con el proyecto de transformación del país, hemos asumido que para lograr un desarrollo más justo para todas y todos, se deben priorizar a las y los más pobres; hay que entender que en esta lucha para lograr un desarrollo global más justo e igualitario, por el bien de todos, primero el Sur.


@CharliOlivares
Internacionalista de la UNAM. Un “pata de perro”. Ninguna injusticia me es ajena; con el puño en alto y a la izquierda.

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