Últimamente se ha puesto en el centro del debate público la conversación sobre la «clase media mexicana», lo cual celebro y considero que aún da para más la discusión. Me gustaría partir recordando que en México no se tienen los mismos sueldos en todas las entidades y las regiones. Por citar un ejemplo: en el norte de Guanajuato hay profesoras de educación básica ganando $4000.- mensuales, mientras en la Ciudad de México ganan el triple; aunque aquí, las rentas y bienes raíces, son sumamente costosos. Creo que hay muchos factores que debemos analizar para poder considerar que la población está (o no) por arriba de la línea de bienestar. Digo esto porque me llama mucho la atención que justo en Guanajuato escuché a muchas personas con sueldos de no más de $4000.- mensuales asumiéndose con mucha seguridad como parte de la «clase media», ¿Por qué? ¿Desclasados?
Según el estudio que realizó el INEGI en 2010, titulado «Cuantificando la clase media en México», nos informan que 42.4% de los hogares en donde vive el 39.2% de la población total del país son de clase media. ¿Será? No coincide, pues estos datos se contraponen totalmente con la información arrojada por el CONEVAL en 2014 sobre las cifras de pobreza en México. Por su parte, la OCDE dice que hay que percibir un ingreso de al menos $20,000 por mes, para considerarse de clase media y que una persona será de «clase baja» si recibe $7,500 mensuales que reparte entre dos integrantes de la familia. ¿Verdad que la realidad es más abrumadora y complicada? ¿A cuántas personas conoces que sobreviven con una cantidad muy por debajo de ese mínimo mencionado?
Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la percepción de la ciudadanía y sabemos bien que la mayoría de esos medios obedecen a intereses económicos y de grupo. La manipulación mediática mucho tiene que ver con ese fenómeno del «desclasado», es decir, personas que creen que pertenecen a la clase media, pero en realidad son parte de la clase baja. También es muy importante destacar que la famosa clase media es mucho más parecida a la clase baja que a la alta.
Hace falta empatía, hace falta conciencia y pensar en el bienestar colectivo, mucho más allá del individualismo, solo así lograremos una sociedad más justa. Vivimos en un país infinitamente desigual, sumamente dañando por el neoliberalismo y por la política de corrupción que (des) gobernaba en México, por lo que el proyecto transformador del Presidente Andrés Manuel López Obrador es una oportunidad histórica para la redistribución de la riqueza en nuestro país, con justicia social e igualdad de oportunidades. Los programas sociales elevados a rango constitucional brindan un poco de piso parejo para los más vulnerables y desposeídos.
Por el bien de todos, incluso de la clase media: PRIMERO LAS POBRES.