Para poder responder a la interrogante: ¿qué es el periodismo militante?, es pertinente definir en primera instancia qué es la militancia, dado que históricamente se ha creído de manera errónea que el periodismo militante es sólo aquel que se identifica con una ideología, movimiento o partido político.
Sin embargo, la militancia dentro del ejercicio periodístico va más allá. En nuestros días, periodistas y comunicadores sin disimulo alguno muestran su férrea militancia hacia los intereses creados provenientes de los poderes económicos, empresariales, clericales y hasta militares; solo por mencionar los más visibles.
¿Qué es la militancia?
La militancia puede entenderse como la simpatía, la identificación o la afinidad que nos produce una causa, un proyecto o un bien común. En este sentido, las causas, los proyectos o los bienes comunes pueden ser o no de carácter político-ideológico. Del mismo modo, pueden ser amplios o estrechos en cuanto al beneficio y beneficiarios de dicha militancia.
Cuando se habla de militantes, habitualmente, se señala sólo a aquellos personajes o grupos que abiertamente han manifestado su simpatía, omitiendo de esta manera a quienes camuflan su militancia bajo el disfraz de una falsa neutralidad, en la cual buscan guarecerse con la finalidad de no ser identificados, y creyendo que de esta manera estarán provistos de calidad moral y pensamiento crítico para espetar una y otra vez “yo siempre he criticado parejo”.
Periodismo militante
Si el periodismo militante es aquel que mira desde una posición específica desde la cual busca generar cambios, posicionar mensajes, transmitir ideas, incidir en la opinión pública y crear narrativas… podemos, entonces, asegurar sin temor a errar que todo periodismo es militante, ya sea en mayor o menor medida, ya sea de manera consciente o inconsciente, ya sea convencido de sí o influido por un tercero.
Desde el preciso momento en que el periodista cabecea una nota, ya se encuentra posicionando su visión del hecho, o peor aún, cuando dicho periodista reporta con su editor y este último realiza correcciones editoriales, correcciones que más allá de la sintaxis u ortografía obedecen al manual de estilo, mismo que fue redactado de acuerdo a la línea editorial, misma que fija la posición del medio de acuerdo a los intereses (políticos, ideológicos, económicos, religiosos, etcétera) de sus propietarios.
De tal manera que, así como el concepto objetividad fue sustituido por verdad objetivada dentro del periodismo, toda vez que se dedujo que el periodismo carece de objetividad al ser una actividad humana. De esta misma forma se debe redefinir o sustituir el término periodismo objetivo, o —dicho de otra manera—, aceptar sin repulsión que: todo periodismo es militante.
Antecedentes históricos del periodismo militante en México
El primer periódico en nuestro país fue El Ilustrador Nacional, el cual se publicó del 11 de abril al 16 de mayo de 1812, durante el inicio de la Guerra de Independencia. Fundado en la Villa de Sultepec, su objetivo era dar a conocer los principios independentistas y propagar las ideas de la lucha por un gobierno autónomo.
Durante el periodo de la Guerra de Reforma, de 1857 a 1861, el ejercicio periodístico jugó un papel fundamental en la divulgación de las posturas tanto de liberales como de conservadores. Una vez promulgadas las Leyes de Reforma, por la parte liberal, El Diario Oficial del Gobierno Supremo de la República se regocijó por el triunfo juarista. En contraparte, el diario católico La voz de México calificó los dichos del diario liberal como entusiasmo lírico.
Previo al inicio de la Revolución Mexicana, el 7 de agosto de 1900, los hermanos Jesús y Ricardo Flores Magón junto a Antonio Horcasitas fundaron el periódico Regeneración. Este periódico se convirtió en una voz importante para la oposición y la lucha contra el régimen del presidente Porfirio Díaz. A través de Regeneración, los hermanos Flores Magón denunciaron las injusticias en el país y expusieron la forma en que Díaz manejaba la justicia en su propio beneficio.