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¿Qué es ser de izquierda?

Por: Liber Iván León Ortega

En tiempos de campaña política, se dice que “Los diablos andan sueltos” y que las mentiras son “estrategia política”. El go negative no sólo busca tiznar, sino que juega con las pasiones y temores de los ciudadanos para desencantar, desanimar y polarizar al electorado. El objetivo es el abstencionismo, la baja participación, la confusión de las convicciones.

Entre los académicos e intelectuales tampoco hay claridad; la derecha dice que el proyecto de la Cuarta Transformación es comunista, los comunistas y algunas alas de izquierda dicen que es neoliberal y los neoliberales dicen que ellos son de centroizquierda. En esta campaña, es válido y sano criticar el sexenio que está terminando, se le pueden exigir más resultados a AMLO; pero son necesarias demasiadas maromas intelectuales y una buena dosis de resentimiento o clasismo para justificar la opción de la derecha como viable para México en estas elecciones.

Conviene, en este contexto, recordar los puntos básicos que definen una posición política de izquierda. Recordemos que la idea de “izquierda” nace el 5 de mayo de 1789 cuando se convocó a los Estados Generales:

  • Primer Estado: el clero
  • Segundo Estado: la nobleza
  • Tercer Estado: el pueblo y la burguesía naciente (alianza que después fue traicionada), que era el estado mayoritario

Este tercer Estado decidió separarse de los otros grupos y ubicarse en los asientos del ala izquierda del recinto, los jacobinos (izquierda) querían abolir definitivamente la monarquía y ampliar el derecho al voto a todas las clases sociales. Del lado derecho se ubicaron los girondinos, quienes proponían reducir el poder del rey, pero se oponían a conceder el voto a las clases pobres.

Desde entonces, aunque hay muchas izquierdas y existe un debate infinito en su estrategia, se puede decir que la característica de esta posición política es asumir una agenda política en favor de las mayorías y su objetivo es demostrar que la sociedad funciona mejor cuando se comparten los beneficios del progreso. Su tarea es encontrar proyectos y formas de organización económica y social que funcionen en beneficio de la clase trabajadora en general. En México podemos ver en los grandes murales la larga lucha de izquierda contra los lastres que hunden a México: la desigualdad, la ignorancia y la pobreza, aunque también se observan la voluntad y la sangre que se ha derramado para avanzar en el derecho a la tierra y al trabajo digno, entre otras causas sociales.

Actualmente, las carencias aún abundan, pero se busca mejorar las condiciones de trabajo y los salarios, ampliar las oportunidades educativas y el acceso a la salud y a la cultura, entre otras tantas. Lograr esto implica una Transformación en la dirección del proyecto político y la posibilidad de poner en riesgo los mecanismos de enriquecimiento para los grandes propietarios acostumbrados a capturar las rentas del Estado (las concesiones, las compras públicas; el presupuesto, en general); a los grandes dueños de la riqueza no les beneficia en el corto plazo pagar más impuestos, subir sueldos, o apoyar el desarrollo de la infraestructura pública.

No es que la posición política de derecha no quiera un México próspero y poderoso; me parece que ellos quisieran un país desarrollado. En México, salvo los sectores reaccionarios o los influencers con poco conocimiento de la historia del país que se asumen como de “derecha”, lo normal es disfrazar la postura política como de centro. Sí quieren un México próspero, siempre y cuando no toque sus privilegios políticos ni económicos. Y ahí radica precisamente el problema: para que ocurra el desarrollo económico la dirección política debe ser capaz de dirigir un proyecto económico incluyente, y no subordinar la política a un proyecto excluyente.

La característica central de la derecha en México es su conservadurismo. Podemos reconocerlos por enarbolar una oposición al cambio en favor de las mayorías. Usan tres retóricas ante el cambio en favor de las mayorías: 1) la futilidad o inutilidad: cualquier intento de cambio es inútil o imposible de lograr, por ejemplo: “Dar apoyos económicos a todos los estudiantes no tiene sentido porque eso no mejora la calidad educativa ni el aprovechamiento”, y, “Para que se educan si no hay empleos”; 2) perversidad: con el intento de cambio lograrás el efecto contrario, como: “Los apoyos a los pobres terminan por hacerlos más pobres porque los haces dependientes y clientelares”, y 3) el riesgo: hacer cambios tiene costos inaceptables porque destruye o compromete los avances logrados, por ejemplo: subir el salario mínimo sólo terminará por generar inflación, reducir la inversión y detener el crecimiento económico.

La izquierda en México tiene aún mucho que construir, la izquierda debe estar más allá de un partido político y el reparto de puestos. Sin embargo, parafraseando a Allende, ser mexicano y ser de derecha es una contradicción hasta biológica.


@CatemacoTrader
Maestro en Economía por la Facultad de Economía de la UNAM, con estudios de doctorado. Profesor en la Facultad de Economía de la UNAM y de la Universidad Iberoamericana. Sus líneas de investigación: desarrollo económico e instituciones, economía mexicana, desarrollo tecnológico y mercado laboral.

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