Al parecer no les ha quedado claro, siguen sin entender o definitivamente la transformación por la cual atraviesa el país les ha pasado de noche a algunos sectores de la sociedad mexicana. Un claro ejemplo es buena parte del gremio gasero, quienes anunciaron que a partir de este martes 3 de agosto dejaran de repartir gas en protesta a las modificaciones y el establecimiento de precios máximos impuestos por el gobierno de México al Gas LP.
Acostumbrados a través de los años a la corrupción, el abuso y los sobreprecios, más todavía cuando se habla de combustibles y energéticos, los que acaparan —o mejor dicho acaparaban— el mercado del gas, sienten que la llegada de la Cuarta Transformación golpea directamente sus intereses y ahora, de peor manera, sienten que se encuentran en grave peligro con la llegada de estas nuevas regulaciones por parte del Estado mexicano, pero —sobre todo y paradójicamente— lo que no les gusta es la competencia y de manera hipócrita se han lanzado en contra de la llegada de Gas Bienestar.
Para ellos, la gente siempre está en segundo término; lo primero es generar ganancias suficientes, enriquecerse a costillas del Pueblo gracias a los sobreprecios. Para ellos, al igual que para los gobiernos pasados del régimen neoliberal, las y los mexicanos deben de llevar el costo de los altos márgenes de ganancia que manejan y establecieron muchas empresas en el pasado, y que ahora con la puesta en marcha de la Cuarta Transformación están por acabarse.
Fue precisamente en las administraciones pasadas cuando estas empresas tomaron mayor fuerza y multiplicaron exponencialmente sus ganancias. Fue gracias a los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto que estos empresarios, sin calidad moral de ningún tipo, se sentían intocables, no solamente por su claro poderío económico sino por los vínculos políticos que establecieron y tejieron a lo largo y ancho del país, beneficiando a su vez de manera económica a los mismos expresidentes, sus proyectos políticos y en general a esa vieja y rancia clase política que se había apoderado de México.
El PRI, el PAN y sus gobiernos no solamente hicieron caso omiso y no reaccionaron frente a la escalada de precios de los combustibles, sino que se dedicaron por décadas a facilitarles el saqueo. Desde tratos por debajo de la mesa hasta la pasada reforma energética, se dejó que estos falsos empresarios hicieran y deshicieran lo que quisieran, se les dejó prácticamente sin regulaciones claras que permitieran a la ciudadanía acceder a los energéticos a través de precios justos, acordes a la realidad de nuestro país.
La situación por la cual atraviesa actualmente nuestro país y el mundo en general amerita que el gobierno ponga límites claros a los deseos e intereses desmedidos de estos pseudo-empresarios. Con la crisis sanitaria, que ya está de salida, y la crisis económica generada por la primera, es fundamental que la 4T garantice todos esos elementos necesarios y fundamentales para la población, protegiendo que no sea de otra manera; es decir, que quienes acaparan estos sectores se aprovechen y quieran obtener una ganancia desmesurada como seguramente pasaría con los gobiernos corruptos del régimen neoliberal.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido muy claro en el tema y no permitirá que continúen los abusos de estas empresas, ya sea por medio del establecimiento de precios máximos o entrando en su mismo campo de juego compitiendo de manera justa a través de Gas Bienestar. No es un asunto de ahora, desde el inicio de su administración —incluso desde la presentación del proyecto alternativo de nación muchos años atrás— el gas y en general los combustibles y energéticos han sido fundamentales para nuestro Presidente, porque sabe perfectamente la relevancia que tiene en el día a día de las y los mexicanos, en concreto porque una modificación en los precios y costos de los combustibles, altera y modifica automáticamente los precios y costos de los productos en general.
Como bien dice cada lunes en la mañanera en el quién es quién en los precios de los combustibles nuestro querido amigo Ricardo Sheffield, Procurador Federal del Consumidor, “no se quieran pasar de rosca”. Las cosas han cambiado en México, ahora es el turno del Pueblo, de la gente, su bienestar es la prioridad número uno de nuestro presidente y sus necesidades, en este caso el gas, estarán garantizadas pase lo que pase por el Estado mexicano.