La renovación de la dirigencia de Morena debe acompañarse con una agenda que atienda los desafíos del momento político y social por el que transita el país. Estamos hablando de una situación inédita, el México post López Obrador es algo que ningún militante visualizaba desde los inicios del movimiento.
El partido está llamado a recuperar el protagonismo y la vida orgánica que tenía antes de la llegada de la 4T. No se trata de convertirse en un partido de estado donde gran parte de las decisiones vengan de Palacio Nacional, sino de crear mecanismos claros que contemplen el innegable poder político de los liderazgos dentro del movimiento y que no se excluya a los militantes que no están en dinámicas de grupo.
El PRD, quien fuera el partido de izquierda más organizado y con mayor pluralidad de la izquierda institucional, no tuvo éxito en ello. Reconoció la existencia de las famosas tribus, pero no pudo regular su corporativismo y pactos grupales, por lo que las tribus cerraron la puerta a nuevos militantes y a la sociedad civil en los últimos años.
En estados como Sinaloa no existe la organización de morena en el ámbito municipal de manera formal. Hay consejeros estatales, integrantes del comité estatal y enlaces federales que no viven en las principales ciudades, pero ello no se traduce en agendas locales o en detonadores de organización más allá de las convocatorias nacionales.
La falta de comités locales genera confusión porque no hay oficinas del partido en los municipios. Este vacío propicia malos entendidos entre compañeros porque algunos consejeros asumen que su representación es la de un presidente o secretario general en funciones, lo que deriva en prácticas sectarias entre militantes.
Regresar a los comités municipales es una oportunidad para dar trinchera a militantes que no han encontrado representación e identidad en las demás posiciones, sumarse a las convocatorias del partido y proponer acciones que acompañen las agendas legislativas o las acciones de gobierno de los ejecutivos.
Es importante que la 4T piense en lo local, tanto en la administración pública como en la organización política del partido. Suponer que se trata de crear más burocracias es limitado y centralista. En las comunidades, en los pueblos, hay cientos de compañeros dispuestos de asumir la militancia como parte de su vida cotidiana. Pensemos en ellos.