Así es, el excandidato del PAN a la presidencia de México en 2018 será inocente de conformidad al principio constitucional que así lo presume hasta que un juez emita una sentencia condenatoria o absolutoria después de vencer o ser vencido en juicio. Sin embargo, el problema es que no podremos saber el resultado de dicho proceso penal hasta las audiencias iniciales, ya que el ahora acusado ha dicho que se irá del país.
Aquel que ayer lanzaba proclamas en sus videos diciendo “la ley no se consulta, se aplica”; hoy dice que se tomará “un breve descanso” como eufemismo para en realidad decir que huirá de México para evadir el debido proceso ante los delitos por los que se le acusa.
Es curioso que uno de los artífices del “Pacto por México” —aquel paquete de Reformas Estructurales entre las que destaca la Reforma Energética, que al día de hoy sabemos fue confeccionada por sobornos millonarios en un entramado que involucra a Odebrecht, Luis Videgaray, Emilio Lozoya y varios legisladores que salen a relucir en las declaraciones del exdirector de PEMEX, donde señala a Ricardo Anaya— ahora le quiera echar la culpa al Presidente de ser quien lo persiga cuando, en 2018, su compañero de partido Ernesto Cordero fuera quien interpusiera una denuncia ante la PGR por lavado de dinero.
Debemos decirlo sin tapujos: Ricardo Anaya le está quitando al Pueblo de México su legítimo derecho a saber la verdad histórica e impartir justicia con miras a la necesaria reconciliación y regeneración nacional que la nación demanda.
El hoy prófugo de la justicia se llena la boca de falsas alabanzas al Estado de Derecho, pero se golpea el pecho con un victimismo que cortocircuita con lo que pregona en discurso, pero que desacata a la primera que le llega un citatorio. Qué contraste con el Andrés Manuel López Obrador que dio la cara en San Lázaro cuando emitió aquel paradigmático discurso del desafuero. Antes que salir huyendo, se plantó con dignidad ante la mayoría de las y los legisladores que pedían su desafuero.
Es importante recordar que en el debate por la dirigencia nacional del blanquiazul 2015-2016 Javier Corral le reviró Ricardo Anaya, “se le hinchaban las manos de aplaudirle a Enrique Peña Nieto”, lo que llevó a ese partido a su ruptura interna. Ahora Corral anuncia su salida del PAN al declarar que ese partido se encuentra en “putrefacción” y Anaya se anuncia como prófugo.
A Ricardo Anaya lo protege la presunción de inocencia desde el punto de vista del derecho; pero desde el punto de vista político es claro que su postura es abiertamente cobarde. No le bastó con dinamitar la democracia interna del partido que lo llevó a ser el candidato a la presidencia. Ahora, deja mal parada a la oposición al no enfrentar las consecuencias de sus actos.
Ricardo Anaya es inocente, pero hay sospechas dignas de considerar para pensar lo contrario.