Una paradoja es que a mayor participación de las mujeres más se exacerba la violencia contra las mismas, de acuerdo a la investigadora de la UNAM Flavia Freidenberg “las formas más comunes de violencia política en razón de género son muchísimas, desde cómo los medios de comunicación cubren a las candidatas y reproducen sexismo y estereotipos de género a violencia física e incluso muerte”, y ahora contando por primera vez con una mujer en la presidencia de la nación, que ha roto para siempre el techo de cristal, las mujeres que participan en todos los niveles de gobierno están más visibles, y si, son más, por lo cual los hombres se sienten desplazados, y reclaman sostenerse en espacios que “siempre” han sido ocupados por ellos, así que se han valido de la descalificación, vituperio, denostación, y más tipos de agresiones a mujeres, por participar en la vida política del país.
En México, el sistema normativamente ha realizado un trabajo claro de especificación de qué es violencia, cómo tipificarla” y ha elaborado un catálogo de 22 supuestos que son fácilmente identificables, lo estamos viendo con la sexualización de la senadora Andrea Chávez Treviño, de Chihuahua, las alteraciones fotográficas y su eventual distribución, por una lado pueden ser tipificadas como distribución de fotografías intimas sin el consentimiento de la persona (por decir lo menos, porque aparte están alteradas) y como violencia política contra las mujeres en razón de género, recordemos su definición “la violencia política contra las mujeres comprende todas aquellas acciones, omisiones y la tolerancia, basadas en elementos de género y dadas en el marco del ejercicio de los derechos político-electorales, que tengan por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos políticos o de las prerrogativas inherentes a un cargo público de las mujeres.”
La Presidenta de la República, gobernadoras, senadoras, diputadas, presidentas municipales, síndicas y regidoras, que en estos momentos están en funciones, son a quienes les tocará resistir y persistir de manera personal y colectiva, haciendo uso de los instrumentos jurídicos a su alcance para dar más pasos hacia le igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, el patriarcado no se ira solo, habrá que empujarlo, para dar cabida a un orden cultural y social más igualitario. Es importante por lo tanto que mujeres y hombres consientes salgan en defensa de estas mujeres que están en primera línea para coadyubar en esa transformación, no más vituperios, no más “solo son amas de casa que nos quieren gobernar” no más cosificación, el techo de cristal se rompió para siempre, tendrán que acostumbrarse a que ahora para las mujeres, el cielo es el límite.