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Se extingue el PRD

Ante la pérdida de su registro local como partido político en 15 estados de la república al no haber obtenido ni siquiera el mínimo de 3 por ciento exigido por la ley electoral, el PRD se prepara para afrontar las elecciones más complejas de su historia en 2024, mismo proceso en el cual, con un poco de suerte y un empujoncito del Pueblo,  podría desaparecer totalmente.

Con una votación porcentual de 1.71 en Baja California; 1.42 en Chihuahua; 1.25 en Coahuila; 0.91 en Nuevo León; 2.15 en Sinaloa; 2.25 en Durango; 1.01 en Jalisco; 1.34 en Colima; 2.76 en Morelos; 1.12 en Tamaulipas; 2.91 en San Luis Potosí; 2.50 en Guanajuato; 1.60 en Querétaro; 1.51 en Campeche y 2.22 en Chiapas, el PRD obtuvo los peores resultados de su historia, lo que significará dejar de tener presencia y representantes, pero sobre todo recursos públicos para operar o más bien para operarle a la alianza PRI-PAN  en estas entidades.

La realidad es que el PRD solo representó una fuerza y herramienta para el Pueblo durante el tiempo en que Andrés Manuel López Obrador fue su dirigente. Ni siquiera podríamos considerar los tiempos en que el ahora Presidente fue candidato porque ya desde aquellos años se tuvo que conformar una organización paralela que respaldase sus candidaturas y representase una fuerza real. Esa estructura alterna, ideada y creada por el mismo Andrés Manuel López Obrador, marcó su raya de manera clara con el PRD, lo que generó un amplio movimiento propio que, al final de cuentas y tras varios procesos electorales, mucha organización y mucha lucha, se convirtió en Morena y obtuvo el triunfo en 2018.

Inclusive en los tiempos en que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas encabezaba el proyecto presidencial del Partido de la Revolución Democrática, la fuerza y vitalidad se centraba en su misma persona, en lo que representaba y en su capacidad de conjuntar a los movimientos sociales y causas justas de todo el país.

Con los años y como claro ejemplo de lo que no se debe de hacer en un partido político, el PRD se tradujo en un cascarón de ambiciones, de gerentes en lugar de dirigentes, en un partido de empleados y no de militantes, de mercadólogos baratos y no de ideólogos. Ahora, como mantra, repetimos y estudiamos al interior de nuestro movimiento las acciones que llevaron a ese instituto a perder el camino, las decisiones que lo llevaros a dejar de representar las causas justas del Pueblo, para no caer en esos errores y poderle dar continuidad a la cuarta transformación.

En lo nacional, el Partido de la Revolución Democrática fue reducido a escombros por sus corruptos dirigentes, quienes, en su ambición personal e instinto de supervivencia, lo convirtieron en un satélite, en pocas palabras, mozos, del PRI, del PAN y de la mafiosa elite empresarial que patrocina a ambos.

En lo local, en los estados y municipios, el partido terminó funcionando como negocio familiar de personajes sin convicciones ni ideología. Interesados únicamente en cobrar las prerrogativas, olvidaron por completo la organización, lo que los llevó a tener que recurrir a las alianzas con los partidos de la mafia neoliberal para sobrevivir, situación que fue sostenible por algunos años, pero que gracias a la conciencia y la acción del Pueblo ahora no surte efectos aproximándose a la desaparición.

No queda más que celebrar y prepararnos como ciudadanos para dar el golpe final acelerando la extinción de este putrefacto “partido político” en el proceso electoral de 2024. Siempre será una buena noticia para el Pueblo, incluso una fuente de ahorro para el presupuesto público, que desaparezcan las instituciones políticas que han desviado su camino dejando de servir a la gente.

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