Hay otro Sinaloa alejado de la narrativa de redes sociales, uno que día a día trabaja por salir adelante, al que los programas sociales cada mes les aumenta la esperanza de vida.
Para abordar el tema de la violencia en Sinaloa hay que tener distintos enfoques.
El enfoque político por supuesto que es el más redituable para la conversación en medios y todo lo que genera de manera electoral.
El enfoque cultural que pone en el centro el origen de todo lo que ha venido sucediendo a través del tiempo y que hoy tiene un punto de inflexión.
Otro enfoque pudiera ser el estadístico y los números que arrojan desde el punto de vista empresarial, de salud o de seguridad.
A mí me gusta verlo desde el enfoque social, ¿qué pasa con todas las personas que padecen este problema y cuál es su postura?
Para esto, debemos considerar que “sociedad” no solo es la clase social empresarial, ni la académica, ni la política.
¿Qué pasa con el “pueblo”? Esa clase social que ha tenido relevancia a propósito de la Cuarta Transformación y que derivado de la narrativa política que nos ha distinguido y que hoy por hoy, tiene ya una categoría política.
¿Qué piensan ellos? Los que reciben programas sociales, los millones de votantes en Sinaloa que ratificaron en las pasadas elecciones eligieron a Rubén Rocha Moya, a Juan de Dios Gámez o a Enrique Inzunza. ¿Quiénes son y por qué los invisibilizados de la narrativa política?
¿AMLO tenía razón cuando se dirigía a ellos y solo a ellos? Por ejemplo, ayer me tocó acudir a un evento del Gobernador Rocha Moya, uno en las periferias de Culiacán, a propósito del banderazo de la planta potabilizadora del Sur Poniente y, por mera investigación estadística, pregunté al azar a las personas de este sector que piensan sobre el tema de seguridad y sobre el gobierno.
En las colonias donde la narrativa política no llega y que ven con mucho positivismo los programas sociales, ahí donde está el “pueblo”.
La respuesta de más de una persona fue que conocen el problema, no son ajenos y consumen noticias a través de redes sociales, conocen que el problema no comenzó hace 100 días, sino que es cultural y tiene una raíz mayor, algunos se dicen resignados otros mantienen la esperanza, a otros más les emociona vivir en el refuego, están acostumbrados a ello, es parte de su cotidianidad, de su cultura, de idiosincrasia.
Sin embargo, cuando les preguntas sobre los programas sociales, sobre las obras y el desempeño de los gobiernos, algo pasa que no coinciden con la narrativa política y lo ven como un bien superior, como algo positivo y distinto a lo que otros gobiernos han hecho.
Esa es la mirada del pueblo sobre los gobiernos de la Cuarta Transformación, su percepción es positiva en Sinaloa, ven con ojos buenos a Rubén Rocha Moya y a Juan de Dios, sienten su cercanía, no llegan las columnas políticas, esta que escribe su servidor tampoco llegará, pero yo escribo para ustedes, quien tienen ocio para consumir política y no están pensando en que van a comer mañana o solucionar los problemas de casa.
¿Ven la diferencia?
La tarea de la oposición es esa, entender la narrativa del pueblo, dirigirse a ellos y dejar de hacer política en la comodidad de su privilegio.
Cuando eso suceda, van a entender que el pueblo ya tomó una decisión, que a través de los ojos de ellos partidos afiliados a la Cuarta Transformación son la única opción viable para ellos, 60 millones en México de 100 millones de votantes y 700 mil votantes en Sinaloa de 1 millón de electores.
Como dije al principio, todo depende del enfoque.
Nos vemos en la próxima.