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Sobre el comercio informal en Oaxaca

El fenómeno del comercio informal es una causa inherente a un modelo de producción que se dedica a generar mercancías sin ton ni son, y que de alguna manera tienen que realizarse en el mercado; es decir, deben venderse, por lo que necesitan generar mecanismos que le permitan abaratar costos en mano de obra, impuestos, almacén, renta, pago de luz, agua, y demás servicios que un negocio formal debe pagar. Por lo tanto, mientras no exista una regulación en la producción, necesariamente existirá un mercado informal de mercancías.

La causa es el modelo, pero se acentúa por la falta de oportunidades laborales, por eso, en tiempo de crisis económica, el comercio informal crece de manera exponencial llegando a ser un problema de contaminación visual urbana, dado que es en las ciudades, donde este fenómeno cobra mayor relevancia.

En nuestro país, veinticinco millones seiscientos mil personas, se encuentran en la informalidad. Según el INEGI, esto representa a casi la mitad de la población económicamente activa que es de 57.7 millones de personas; esto debería darnos un panorama muy concreto de la dimensión del problema.

En Oaxaca el incremento de la informalidad se debe en gran parte a que el estado ha dejado de invertir en infraestructura, proyectos productivos y se ha dedicado a despedir a miles de personas, violando flagrantemente sus derechos humanos y la ley. No se puede simplemente despedir a miles de burócratas, médicos y demás por capricho, ya que el presupuesto de egresos aprobado por el congreso local tenía ya destinado recursos para ello, es decir, el pago de los salarios de estas personas estaba asegurado hasta, por lo menos, el cierre del ejercicio fiscal actual, por lo que la pregunta obligada debería ser, ¿qué pasará con esos recursos? Ya que, si se aplicara en otros rubros, ¿no sería eso desvió de recursos?

Entendido esto, se explica porqué en la ciudad de Oaxaca en días recientes se ha llegado a tal grado el problema que ha habido enfrentamientos físicos, que empiezan a escalar de tono. Por un lado, la autoridad municipal se ve presionada por la ciudadanía para que retiren ese comercio informal, y por el otro lado, la realidad de pobreza y falta de oportunidades obliga a un número cada vez mayor de personas a aventurarse en este tipo de actividades.

Por ello es necesario que se entienda el fenómeno; es importante que las partes entiendan el punto de vista de cada una de ellas, y en función de ello, llegar a un acuerdo que permita a unos llevar el alimento a sus hogares y a la ciudadanía tener un tránsito libre, donde medie la autoridad municipal para tal fin.

También, es necesario que el estado genere las oportunidades de empleo, por eso cobra relevancia, que el congreso local, haya aprobado que no podrán venir empresas de fuera a realizar obras, y que los funcionarios de primer nivel deben ser de origen oaxaqueño; estas medidas garantizan, en algún modo, que el recurso estatal se quede aquí.

Oaxaca es el segundo estado más pobre del país. Nuestra gente no tiene muchas oportunidades de empleo, o pertenece a algún cuerpo de seguridad, como el ejército, la policía, etc. Es carne de cañón del crimen organizado, o tiene la necesidad de migrar, o se dedica al comercio informal.

Históricamente, hemos sido expulsores de migrantes, ciudades completas han sido construidas por oaxaqueños, valles completos tan prósperos como el valle de San Quintín se han desarrollado por nuestra capacidad, entonces el problema no es la gente, si no los gobernantes que se han dedicado a saquearnos.

La solución al comercio informal en Oaxaca es la construcción de oportunidades de empleo, y a nivel nacional, es la regulación en la manufactura, pero ello implica un cambio de modelo de producción.

Aunque no se puede erradicar de golpe el comercio informal en Oaxaca, sí se puede regular; para ello hace falta coordinación constante y eficiente con los diferentes actores de la informalidad, generar un canal de comunicación que permita el dialogo y llegar a consensos, ya que, aunque la fuerza del número está en las autoridades municipales, por el respaldo popular de la ciudadanía, no necesariamente la fuerza de la razón está ahí. Por lo anterior, se ve claro que no es un capricho el comercio informal, sino una válvula de escape que existe para frenar la migración, la cual genera el rompimiento del tejido social y trae como consecuencia la delincuencia común u organizada.

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