Estoy muy enojada con este Señor. No puedo entender que se haya atrevido a romper relaciones con un país (por cierto, no tenía idea de dónde estaba), que tiene como presidente al hijo del hombre más rico de ese lugar, y que tiene casa en Estados Unidos. Y no es que yo quiera que los hijos de los más ricos sean presidentes (a nadie se le ocurre pensar en Claudito), pero hay algunos que sí merecen que los pongan ahí, sobre todo porque son jóvenes muy entusiastas y con muchas ganas de sobresalir, como este muchacho. No me imagino cómo está su autoestima después de la grosería que le hizo nuestro gobierno, y de que se puso a juntar firmas de muchos países en contra suya. ¿Qué cosa les habrá dicho el dictador a esos países para conseguir sus firmas? ¡No me lo puedo explicar! ¡Ni que el muchacho hubiera hecho algo malo! Qué tiene de malo entrar a una embajada que, primero, está en tu país y, segundo, está escondiendo a un maleante. ¿Es tan difícil entender? Y miren lo que generó este salvaje: el muchachito se sintió tan mal que se fue unos días a EE. UU., seguramente a terapia y a recuperarse, ¿sí me entienden? Es que este hombre (el dictador) no piensa lo que hace, no piensa en todas las secuelas que puede generar con sus bravuconerías y amenazas. Porque sí lo amenazó, ¿eh? Me queda clarísimo que, al meterse en el problema al Pueblo ecuatoriano, hay un tono de amenaza que sólo yo entiendo perfecto. Cuando el dictador habla de gente, es amenaza. Y él dijo muy claramente que el rompimiento no era con los ecuatorianos. ¿Sí captan? O sea, hizo al muchacho a un lado, como diciéndole, tú eres aparte, no cuentas para mí. Más o menos como cuando me peleo con mi marido, que le pide el desayuno a la muchacha y a mí me deja como en visto. A lo que voy es que este muchacho está muy acostumbrado a ser el centro de atención. Porque es el hijo del más rico de Ecuador (¡lo subrayo porque hay gente que tiende a subestimar este dato!) y, entonces, que alguien organice cosas y que luego casi todo el mundo te mande malas vibras, está muy feo. Los jóvenes de ese nivel no tienen tanto aguante. Dicen que Claudio por eso usa chupón todavía. No tiene tolerancia a la frustración, y eso que ha tenido tantos fracasos; en realidad, ya debería estar como pez en el agua. Pero no. AMLO lo hace sufrir mucho, como a este pobre muchacho que es presidente de Ecuador. AMLO odia a los jóvenes en realidad, me acabo de dar cuenta. Así estamos en este país.
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