El pasado 13 de noviembre, me enteré con estupor de la muerte violenta de Jesús Ociel Baena Saucedo, secretario de acuerdos del Tribunal Electoral del Estado de Aguascalientes. Baena Saucedo, se identificaba como persona no binaria y se presentaba como “magistrade”.
Los comentarios de odio en sus redes sociales, las constantes amenazas de muerte, la violencia digital y más, la hicieron solicitar la protección federal, misma con la que contaba al momento de su muerte.
Doctor en Derecho Electoral, defensor incansable de la comunidad LGBTIQ+ y eterno activista por visibilizar a las disidencias sexuales, Baena Saucedo efectuó los trámites necesarios para obtener su documentación No Binaria y recibió su título de “Maestre” en Derecho Electoral, por parte de la Escuela Judicial Electoral del TEPJF.
La muerte de Baena Saucedo y su pareja sentimental, al momento de escribir estas líneas, sigue siendo un galimatías que se irá develando en el transcurso de los días por venir.
En este momento, lo que más ha llamado mi atención es el odio virulento en redes sociales que festejan la muerte de Baena Saucedo y su pareja sentimental. La homofobia, el más feroz discurso de odio, las burlas soeces y más, han sido el común denominador.
En contraparte, hay también un movimiento de empatía, afinidad y simpatía hacia el magistrade y la comunidad LGBTIQ+.
El discurso de odio, sobre todo hacia las disidencias sexuales, ha sido promovido desde siempre por la extrema derecha, particularmente la derecha católica. Uno de los ejemplos más recientes y significativos, estuvo en manos de fallido precandidato presidencial Eduardo Verástegui que difundió un video –metralleta en mano– comentando mientras disparaba “Miren lo que le vamos a hacer a los terroristas de la agenda 2030, del cambio climático y de la ideología de género.”
Visibilizar el discurso de odio resulta en este contexto, una obligación imperiosa, visibilizar el silencio, también. ¿Dónde está la andanada de los medios masivos de comunicación en contra del gobierno panista de Aguascalientes? ¿Y si esto hubiera sucedido en un gobierno de Morena? ¿Dónde está la “marea rosa” del INE y del Tribunal Electoral manifestándose en contra del asesinato de le magistrade? Insisto ¿Qué escenario estaríamos viviendo por la muerte de un magistrado en un gobierno morenista?
No faltaron por supuesto, quienes ante la desgracia intentaron culpar al presidente López Obrador por la muerte de Baena Saucedo. Y en el colmo de la desfachatez y la cara dura, Verástegui que se manifestó metralleta en mano contra la ideología de género, envió sus “oraciones” y su “sentido pésame” a la familia de Ociel Baena. Vaya hipocresía.
¿Te tolero o te respeto? Pienso que tenemos que empezar a resignificar nuestro lenguaje. No basta con “tolerar” a quienes piensan distinto a nosotros, tenemos que transitar hacia el RESPETO en el más amplio sentido de la palabra.
Una “e” en “magistrade” no ha matado ni matará a nadie, el discurso de odio de personajes como Verástegui, sí.
El gobierno panista de Aguascalientes debe dar una explicación exhaustiva del caso, y la muerte de Baena Saucedo y su pareja sentimental debe sentar un precedente en este tipo de casos. No más revictimización, no más burlas, no más discurso de odio.