Ciudad de México a 13 mayo, 2025, 8: 18 hora del centro.
postal PP horizontal Josue Beltran

Toma y daca

…repensar la marca Hecho en México, no como etiqueta al reverso, sino como nueva bocanada de nación para enseñarle a Trump que esto es toma y daca o la ética de no exigir lo que no es capaz de dar.

Su bravuconería ya le dio sus primeros resultados. Trump está llevando, por el momento, al mundo a donde él quiere. Ya logró que México negocie una suerte de tregua a la guerra arancelaria a costa de desplegar diez mil efectivos de la Guardia Nacional a la frontera entre nuestras naciones, aunque ello significa cerrar la frontera, como en 1993-1994 cuando el Operativo Guardia y la era previa al Tratado de Libre Comercio.

Teóricamente, un efecto del incremento de la presencia castrense es aquél que redundaría en la seguridad pública. Los nortes de México tendrían mayor tranquilidad, aunque, sabemos, la historia lo dice, desatará una oleada de violencia por los intereses que inevitablemente van a ser tocados. La premisa es sellar la frontera no al paso de los migrantes, sino al tráfico de drogas, específicamente de fentanilo. Veremos reajustes a las rutas de las drogas y del poder del narco que serán nada civilizadas.

Más presencia militar, más complejo el trabajo para los operadores de los carteles; más enfrentamientos, mayor exigencia de capacidad de fuego, mismo es proveído por los estadounidenses. Ellos arman a los criminales que buscan golpear y en medio de todo eso, nuestras fuerzas armadas y nosotros mismos como sociedad. ¿Quieren que detengamos el trasiego de enervantes? Dejen de armar a los criminales.

La concesión hecha obedece, por supuesto, a las amenazas del incremento a los aranceles, por un lado, y por otro, la persecución a nuestros connacionales y hermanos latinos. La respuesta por parte de nuestro Estado, de nuestra Presidenta, es una reacción ante ello, no hay duda. No será la solución definitiva pero el mundo está leyendo esto como un gesto de debilidad y entreguismo. Sobre todo, la oposición y sus voceros están aprovechando esto.

Peor Canadá. Su respuesta, mucho más alarmante que la mexicana. Decidieron, también, reforzar su frontera, pero, de manera increíble, además declarar organizaciones terroristas a los cárteles mexicanos. De jure, abrieron la puerta al intervencionismo, y ya inició.

De forma abierta y descarada, se tiene noticias de cómo empezó Estados Unidos a sobrevolar el Golfo de California, cuyos litorales —así como el interior de Sonora y de Baja California, se sabe— representan rutas para el tráfico de las drogas. Entre botes furtivos, yates y avionetas, la región del Mar de Cortés ha servido para ello desde siempre, o al menos desde que las drogas fueron criminalizadas[1]. Los narcos han sabido aprovechar los desiertos y la baja densidad poblacional para hacer su agosto.

Sin embargo, no nos acusemos mutuamente. Es decir, no señalemos si debieron o debimos hacer tal o cual cosa. La reacción fue inmediata ante el hecho de que sí, Trump firmó sus decretos, unilaterales, borrando de un plumazo todo esfuerzo colaborativo para nivelar cualquier balanza económica, social y comercial desde la era del New Deal y del Programa Bracero.

Han olvidado las políticas de buena vecindad, esgrimidas en sus épocas de crisis. Bien harían en revisar sus libros de historia para que comprendan cómo les puede dar altos dividendos el forjar alianzas durante la penuria, y no alentar la división y encono que los aislará. La crisis que actualmente viven -porque sí, Estados Unidos atraviesa por una crisis social y económica que no han querido reconocer, basta con dar un vistazo a los centros de sus grandes ciudades. La cantidad de homeless es increíble- fue el catalizador que regresó a Trump al poder, pero no hará grande a América de nuevo de esta forma. Solo un personaje, Adolf Hitler, lo hizo. Sacó a Alemania de cuánto tratado, conferencia o pacto pudo, vociferando la grandeza y capacidad y poder del pueblo alemán, con los resultados conocidos por todos. Pero el reich de mil años duró apenas doce.

La política mexicana debe aprovechar eso. La crisis no sirve para otra cosa que para reinventarse. Ahí los chinos como ejemplo cuya respuesta, vaya, fue de igual a igual contra Trump. ¿Hay niveles, somos menos? No. Simplemente, debemos tener las agallas para reorientar nuestras políticas públicas tanto interiores como exteriores. Como nos pide el Secretario Ebrard, repensar la marca Hecho en México. Resignificarla y revalorarla no solo como etiqueta al reverso de un producto, sino en una nueva bocanada de historia, memoria y nación y enseñarle a Trump que este juego debe ser de toma y daca, o darle lecciones de la ética de no exigir algo que no es capaz de dar.


[1] Josué Beltrán, en https://elsoberano.mx/plumas-patrioticas/el-estado-mexicano-y-el-narco/

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