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Los tres años de AMLO, el logro que nadie le podrá quitar

A medio camino de la Cuarta Transformación, las encuestadoras reconocen que el Presidente López Obrador mantiene una aprobación similar a la que lo vio llegar en 2018.

En lo que ha sido una avalancha de medios tradicionales contra los nuevos, en un pleito entre conservar los privilegios de unos cuantos, por encima de las necesidades del Pueblo y una larga lista de amparos a proyectos que fueron electos por más de 30 millones, llega el corte de caja al que todo gobierno federal le tiene miedo.

Los famosos tres años de cada administración federal marcan un antes y un después en la política. Representan el impacto de los proyectos de gobierno que se implementaron, y si hablamos del Presidente Andrés Manuel López Obrador representan la primera transición real que hemos vivido en el México contemporáneo.

Debemos aceptar que el cambio que muchos esperamos no llegó ni llegará en 6 años. Erradicar la corrupción, limpiar el poder judicial o cambiar el sistema político-electoral no es algo que se pueda consolidar en un sexenio, pero sí se están dejando las bases para un cambio profundo que comenzó y del que, aunque no guste, todos formamos parte: la politización.

Si bien muchos se centran y hasta cuestionan la popularidad del Presidente López Obrador, pocos son los que hablan del logro que representa la politización. Para bien o para mal, hoy todos tienen algo que opinar.

Pasamos de la desolación y decepción que nos llevaba a seguir nuestras vidas de forma robotizada, evadiendo a toda costa las conversaciones políticas, a ver como quienes jamás habían salido a manifestarse por nada en su vida lo hicieron, en coches, pero salieron.

Pasamos de ver pasar administraciones que prometían ser cercanas al Pueblo, a un gobierno tan cercano a las mayorías que hace enojar a una clase política y empresarial a la que no le gusta sentirse “ignorada”.

Pasamos de ver políticos hablando de la importancia de las elecciones, a tenerle miedo a un ejercicio de democracia directa que podría usarse en su contra si es que llegaran a ser gobierno.

Pasamos de escuchar a políticos menospreciar a los migrantes porque “no votan” a buscarlos para hacer reuniones y conocer sus necesidades porque se dieron cuenta que siempre sí votan, participan y hasta nos mantienen.

Pasamos de escuchar frases como “y ustedes que hubieran hecho” a tomar el mando que le otorgó la mayoría para ponerle un freno a cientos de amparos, de unos cuantos, que buscan frenar las obras, para beneficio del pueblo, que no favorecen sus bolsillos.

Pasamos de escuchar a un mismo grupo de intelectuales y académicos mover la aguja de la opinión pública, a tener herramientas a la mano para generar una opinión propia y hasta obligarlos a reconocer sus errores y que no son nada más que “opinadores” profesionales.

Pero lo más importante de todo, pasamos de ver críticos desaparecer del país, exiliarse por seguridad o hasta morir, para tener críticos que pueden hasta burlarse del Presidente, cuestionarlo de frente y seguir teniendo un micrófono, cámaras y vivir en la misma casa de siempre.

Si a estos tres años de gobierno no hemos visto las diferencias que hay, si a tres años de gobierno no hemos entendido que el poder es del Pueblo, si a tres años de gobierno seguimos esperando que sean los de arriba quienes rescaten a los de abajo sin esperar nada a cambio y nos compramos ese discurso de la caridad disfrazada, entonces no estamos entendiendo nada.

Mientras a los tres años de Fox se hablaba de agonía, con Calderón de muertes y con Peña Nieto del declive, con López Obrador se habla de participación, de politización y de activación ciudadana, y ese es un logro que ni el más férreo adversario le podrá quitar.

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