El 1° de diciembre de 2018 todo el país se paralizó para ver la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de México. Las expectativas de su mensaje fueron superadas por mucho:
“…A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical, porque se acabará con la corrupción y con la impunidad que impiden el renacimiento de México…”.
Le dimos la bienvenida a un Presidente de la verdadera izquierda, sus primeras palabras ante el Congreso de la Unión y millones de mexicanos siguen presentes.
A la mitad de camino ya se ven claros avances de la construcción del nuevo aeropuerto, la refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el corredor transístmico; apoyos a través de programas sociales directamente a las personas, haciendo justicia “primero los pobres”; construyendo el futuro para los jóvenes de México, récord en becas para que no abandonen sus estudios, y Sembrando Vida en el campo mexicano.
La aceptación del 70% de los mexicanos no es vano, López Obrador está dejando huella, marcando precedentes a través de consultas populares que eran impensables en el antiguo régimen.
El Presidente se someterá a la voluntad de los ciudadanos para decidir si culmina su período en septiembre de 2024 o lo da por concluido de manera anticipada, pues “el Pueblo da y el Pueblo quita”. Aunque él fue elegido en las urnas para un ciclo de seis años, invita a sus adversarios a que acudan a votar en la consulta y muestren un rechazo mayoritario, para entonces forzar su retiro de la política para siempre.
Por más que la oposición critique esta medida, lo cierto es que es una opción que puso sobre la mesa el propio Andrés Manuel López Obrador; sí, aquel que tachan de dictador, socialista, comunista y hasta fascista.
Sin miedo al Pueblo, la esperanza sigue presente porque cada mañana somos testigos de la rendición de cuentas, la libre expresión, el debate y señalamientos de actos de corrupción. Todo es transparente, aunque los de enfrente les incomode.
A tres años cumplidos yo, Juncal Solano, acepté el reto que lazó en su toma de protestas de participar para celebrar juntas y juntos, el esplendor y la grandeza futura de nuestro querido México.
Seguimos haciendo historia.