Pasadas las fraudulentas elecciones de 1988, cuando se dio por ganador a Salinas de Gortari, salimos a las calles a inconformarnos del resultado. El grito de “¡¡¡20 millones, ja, ja, ja. 20 millones, ja, ja, ja!!!” resonaba en las calles en medio de las manifestaciones multitudinarias que exigían un recuento de resultados.
En aquella ocasión, en el pleno de la Cámara de Diputados —órgano que calificaba las elecciones en aquellos años— Diego Fernández de Cevallos validaba el fraude llamando a destruir las boletas electorales (min 2:20) y dando nacimiento a lo que hoy conocemos como PRIAN.
Las calles han sido desde aquel entonces un barómetro político y cultural del país.
Las grandes manifestaciones que sirvieron de marco para defender al entonces jefe de Gobierno, López Obrador, del injusto desafuero, son históricas. Lo mismo, manifestaciones magisteriales, estudiantiles y también los grandes eventos culturales, que ha llenado la plancha del Zócalo de personas desnudas para Spencer Tunick, alebrijes, catrinas y conciertos.
De los conciertos multitudinarios que ha albergado el Zócalo, Roger Waters ha sido uno de los más concurridos, la asistencia se calculó en 200 mil personas. El récord de personas reunidas en la histórica plancha, sigue perteneciendo al Grupo Firme, cuya asistencia estimada fue de 280 mil personas. Durante dicho concierto (por fortuna bastante ordenado) el Primer Cuadro de la Ciudad estuvo completamente colapsado. El Zócalo y todas las calles aledañas se encontraban a reventar. Todas las personas que no lograron acercarse al centro disfrutaron del concierto desde las pantallas que fueron colocadas ex profeso en puntos estratégicos.
El pasado 19 de mayo, la denominada “marea rosa” tuvo un evento en la recién inaugurada plaza peatonal del zócalo. La asistencia estimada por las autoridades capitalinas, fue de 95 mil asistentes. Las fotos de los medios dan cuenta de un evento nutrido (lo festejo), aunque resulta evidente a todas luces que no lograron llenar el espacio disponible.
Durante su intervención, Fernando Belaunzarán, representante “no partidista” de lo que queda del PRD, aseguró que hubo una asistencia estimada de ¡¡¡1 millón de personas!!!. ¡¡¡Un millón!!!
¿De dónde sacó semejante disparate? Y más aún… ¿Cómo es posible que los asistentes aplaudieran ese absurdo? Vamos, ni siquiera sumando todas las marchas de apoyo que hubo en el interior de la república alcanzaban esa cifra.
Esto, previo al tercer y último debate presidencial, tuvo que ser el motivo de que la candidata Gálvez luciera desencajada, descompuesta y alterada durante el ejercicio televisivo y en donde todo el tiempo se le fue en mentir, tergiversar, golpetear, desinformar, salirse del formato, y no dar una sola propuesta. UNA. No hubo en ella más que un discurso lleno de odio, clasismo, racismo, animadversión, rencor mal disimulado y más… pero ninguna propuesta. Ninguna.
En su mensaje a medios, con rostros largos y semblantes derrotados, intentando sonreír festejaron el resultado de la concentración de esa misma mañana y del supuesto triunfo en el debate. Más aún, repitiendo fórmulas discursivas de triunfalismo vacío, adelantaron su triunfo en las elecciones por venir.
¿Un millón de asistentes? ¿Un debate sin propuestas ni sustancia?
Con razón dicen que van ganando.
Espero -de manera sincera- que los días que quedan de campaña, los dediquen a reflexionar sobre lo que viene. La derrota que se avecina no será culpa ni responsabilidad de nadie más que de ustedes mismos y sus aires triunfalistas no les servirán de nada.
Viene para ustedes un duro despertar.
Pregunta técnica: ¿cuánto han gastado en sus campañas de odio y desinformación? ¿Ven como una inversión rentable sus bots que posicionan campañas de desprestigio que hasta hoy han sido contraproducentes? Los estudios de redes expuestos en medios como, Sin Embargo, dan cuenta de millones de dólares gastados en hashtags inútiles y hasta con faltas de ortografía. Seré curioso, ¿Y si en lugar de seguir tirando su dinero a la basura en campañas de odio y candidaturas llenas de desprestigio, mejor pagan sus impuestos? ¿No sería mejor para todos?
Ojo, no es un “favor”; es una obligación constitucional. Piénsenlo.
Nos vemos en las urnas.