En el marco del 219º Aniversario del Natalicio de Benito Juárez García, el pasado 21 de marzo —desde San Pablo Guelatao— la Presidencia Claudia Sheinbaum Pardo señaló que “Juárez quizá lo hubiera soñado: la elección por voto popular del Poder Judicial en nuestro país (…) queremos muchos Benito Juárez en la Suprema Corte de la Justicia de la Nación, queremos la representación indígena en la Corte, queremos la justicia”. Han pasado más de ciento cincuenta años sin un ministro con una perteneciente a alguno de los 70 pueblos indígenas, como lo fuera el Benemérito de las Américas en el siglo XIX —orgullosamente jurista zapoteco— y es quizá eso uno de los alcances más profundos de democratizar el Poder Judicial: llevar a la justicia a los pueblos indígenas —no como actores o demandados, sino como juzgadores, llevar el pensamiento de los pueblos indígenas a la administración de justicia en este país—.
Por ello, con el inicio de las campañas a nivel federal para elección de personas juzgadoras nos llena de orgullo que personas indígenas, con amplia trayectoria en la abogacía, servicio público, academia y en el poder judicial puedan aspirar a llegar a ser electos en la institución del Estado que tuvo a lo largo de los años una mayor creación de élites y auto gobiernos de factor por algunas familias. La Reforma Judicial impulsada desde la Cuarta Transformación no solo democratiza gracias a la elección por voto popular de los integrantes del Poder Judicial —en lo local y lo federal, ya que es un logro conocer y, en su caso, pedir rendición de cuentas a los juzgadores electos; sino que además es la puerta de entrada a otros actores —históricamente excluidos— a lo que para unas cuantas familias significó un coto de poder. Estos grupos representan hoy con orgullo a las mal llamadas minorías. Desde el Obradorismo se trabaja un proceso de reivindicación y reconstitución dentro de los procesos de Estado-nación tomando en cuenta a los pueblos indígenas de México. Hablar de estos candidatos es señalar que, lamentablemente, junto a estos nombres lo primero que resalta es señalar que serían los primeros magistrados o ministros indígenas en materias tan cercanas a sus demandas históricas como la impartición de justicia electoral o constitucional en el máximo tribunal de este país. Desde estas instancias se han dado concesiones o aprobado leyes que afectan los territorios de los señalados pueblos y comunidades. Ahora, tampoco quiero generalizar porque gran parte de los derechos han sido reivindicaciones del litigio estratégico indígena, pero sí ha existido una serie de decisiones por parte de juzgadores cercanos a las élites que han atentado contra las propias comunidades,
Estos procesos de reivindicación quizá tengan su mayor referente con la ambiciosa Reforma Constitucional Indígena, publicada el último día de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, donde se reconoce un nuevo estatus jurídico a las comunidades indígenas, así como un conglomerado de derechos y finalmente una serie de responsabilidades del Estado que, en conjunto, son el preámbulo para detonar estos procesos de justicia histórica. Sin duda, se requiere de más juzgadores con los conocimientos jurídicos, la pertinencia cultural y la sensibilidad ante las injusticias que el antiguo régimen neoliberal heredó sobre los pueblos indígenas-originarios y afromexicanos del país.
En este proceso histórico explora además la realización de campaña sin financiamiento público y pone a prueba los modelos de comunicación. Entonces, es reconfortante ver a las personas candidatas indígenas caminado los pueblos y comunidades a la par de la organización comunitaria y con perfiles con amplia experiencia para desarrollar interpretación conforme a pluralismo jurídico y derechos humanos, incluso en defensa de mujeres que llevarán además la interseccionalidad de género en caso de ser electas.
Hablar de justicia en tiempos de la Cuarta Transformación ha cobrado otra dimensión, y este 1º de junio cuando nos encontremos en la casilla, no dejemos atrás a quienes desde las otredades indígenas buscan romper la barrera de la discriminación y ser electos juzgadores indígenas.
Por último, hablando de democracia y pluralismo, concluyo invitándolos a que veamos las historias de mujeres a través de Kamati los sábados a las 19:00 por la señal de Capital 21, donde las mujeres cuentan sus historias de vida y resistencia en la Ciudad de México.