La historia es la misma de siempre: usar un tema sensible, hacer una investigación sesgada y luego pregonar en toda la prensa corporativa que la 4T es una suerte de improvisación y gente sin ninguna preparación sobre el tema.
En la historia de la semana con ganas de desinformar, salió un supuesto reportaje en el portal de Animal Político que acusa al gobierno de AMLO de haber dejado de comprar vacunas contra el tétanos (conocida como BCG) para niños y que, aunque se gastó más dinero hubo menos compra de vacunas.
Uno se preguntará si la firmante de la nota (Nallely Roldán) se dio a la tarea de contextualizar, acercarse a salubristas, epidemiólogos e inmunólogos; buscar más datos y desde ahí corroborar si la idea central de su reportaje se sostiene. Pero no, solo se dedica a hacer gráficas que no son las indicadas para valorar cobertura de vacunación, no ahonda en que las razones del desabasto de esa –junto con otras– vacuna es de larga data y que se profundizó con la pandemia.
El problema de esas notas es que generan desinformación y no explican de forma correcta el motivo detrás de ese tipo de dinámicas en el modelo de vacunación que usamos. Hay un solo fabricante en el mundo de la vacuna BCG, que desde meses antes de la pandemia ya anticipaba que habría un desabasto por la falta de capacidad de manufactura y que justamente quedó mucho peor en un mundo pandémico.
¿Por qué la periodista no se pregunta las razones que desde antes del 2018 la capacidad del gobierno en lograr la cobertura de vacunación en niños ya presentaba serios problemas? ¿Por qué no indaga sobre el desmantelamiento de Birmex? ¿Por qué no cuestiona que un país como México haya dejado de buscar tener soberanía médica para abastecerse de sus propias vacunas?
Porque es muy sencillo señalar las decisiones de la 4T desde un contexto alejado de la realidad y no cuestionar a la incapacidad de los gobiernos anteriores en el tema, pero que no solo fueron incapaces, sino que se volvieron simples empresarios interesados en hacer dinero a costa de la salud de millones.
Que ahora se muestren preocupados, cuando además las cifras demuestran que se ha ido revirtiendo el problema, solo es síntoma de que aún hay un grupo muy afectado por dejarlos con las manos fuera de la salud. Pero ojalá entiendan que en México la salud ya no es un negocio sino un derecho.