Julia Álvarez Icaza Ramírez

Un día sin nosotras

-“¿Cuántos de ustedes vieron menos mujeres en el transporte público, locales cerrados, tiendas que no pudieron abrir porque la mayor parte de las trabajadoras son mujeres y ellas no estuvieron, sucursales de banco con servicios disfuncionales por nuestra ausencia?”

 –“¿Cuántas de sus esposas, hijas, madres, amigas, colegas, hermanas no fueron a la escuela o a trabajar?”

Sin conocer su respuesta, aseguro que más del 80% de las personas que lean esta pregunta responderán de forma afirmativa. 

Y sí. 

Lo de ayer fue un día histórico: quedará en nuestra memoria y en la memoria de nuestros hijos y los hijos de ellos. 

En la calle reinó el silencio; las peluquerías, las veterinarias, las papelerías estuvieron cerradas, algunas con letreros en las cortinas de metal bajadas que decían “Nosotras Paramos”. Las clases en las universidades con más de la mitad de las butacas vacías; el vagón de mujeres desierto y el vagón mixto con pura testosterona. Lo más impactante fue para aquellos hombres que se niegan a ver, sentir, empatizar con nuestras demandas. Ayer no les quedó de otra: nuestra ausencia fue total y evidente. 

No fue puente. No fue 25 de diciembre. Tampoco 1 de enero. Fue un lunes 9 de marzo en el que las mujeres decidimos dejar de existir, sutilmente, casi sin que se dieran cuenta. Nos organizamos y sin que estuvieran preparados: paramos y nunca “por huevonas” como escuché a un grupo de hombres decir, a quienes les dedico las siguientes líneas que no creía necesario escribir: 

Paramos como un acto de resistencia civil pacífico; paramos porque somos creativas y siempre buscamos nuevas formas de ser escuchadas, ahora desde nuestra poderosa inexistencia; paramos porque creemos que con nuestra ausencia pueden ser más evidentes nuestras exigencias; paramos para que nuestra labor diaria y nuestra doble jornada casi siempre invisibilizada, se haga presente; paramos por las que fueron anuladas contra su voluntad, no un día, sino toda una vida; paramos por sus micro machismos que por su frecuencia se vuelven macro molestos, también, por supuesto, paramos desde –y nunca perder de vista– el privilegio, en ese sentido, paramos por las que no lo hicieron, paramos por…PARAMOS. 

Y aunque todavía es un debate pendiente e inacabado, yo paré la mayor parte de la jornada en ausencia total, pero sí con reflexiones colectivas que me llevaron a pensar el día de ayer en otra clave.

En ese sentido, el 9 de marzo del 2020 también sirve como reflexión de contraste frente a la discusión pública que se dio con respecto a la acción directa que emprendieron algunas mujeres en la marcha del 8 de marzo. Sin estigmatizar ni señalar, yo no comulgo con esa vía. No por razones moralinas. Ni siquiera porque crea en el absurdo argumento de que una pared importa más que la vida de una mujer, o porque no me den ganas de quemarlo todo si desaparecieran a mi hermana, sino por la firme convicción de que la vía pacífica de la manifestación es una decisión profundamente política, humanista y estratégica que considero la correcta. De esta manera lo que sucedió ayer fue una clara evidencia de lo poderoso que puede ser un acto de resistencia civil pacífica, incluso, aún más, que quemar un edificio. 

Con esto no busco confrontar, ni caer en la discusión sobre las formas legítimas de la protesta, pero sí busco reivindicar lo impactante de una estrategia de organización colectiva pacífica y en la reflexión del silencio de mi casa traigo a colación las muchas luchas en la historia de la humanidad que han tenido miles y convincentes razones para quemarlo todo (de sobra está mencionar a Gandhi y a Mandela). Sin embargo optaron por una profunda decisión política pacifista y si de impactos se trata el debate, ahí estuvo el día de ayer para demostrarlo.

…Y aún así seguiré gritando “fuimos todas” cuantas veces sea necesario.   

Julia Álvarez Icaza Ramírez. Abogada de la UNAM con formación en derechos humanos. Desde distintos espacios ha trabajado temas de derechos económicos, sociales y culturales. Actualmente investiga sobre justicia transicional, reparación integral del daño y justicia restaurativa.

Twitter: @Jualicra

 

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