Pluma Patriótica

Share on facebook
Share on twitter
Share on telegram
Share on whatsapp
Share on email
WhatsApp Image 2024-03-25 at 15.50.27

¿Usted también apoya a Palestina?

Con esas palabras me recibió un joven en el verificentro del municipio de Lerma, cuando vio el letrero que traigo en una zona muy visible del auto con la consigna “Palestina Libre”. Claro que sí, le dije, y me contestó con firme convicción: debemos apoyar a Palestina porque Israel está atacando a la población civil, y mire, bien que sancionan a Rusia, ¡pero a Israel no!

El contraste de la opinión de este muchacho, que se ha informado y reflexionado sobre el asunto para desarrollar una comprensión más profunda del mundo, con la de muchas personas de mi generación, que piensan que el conflicto de Gaza empezó el 7 de octubre del año pasado, me lleva a cuestionar la efectividad de los medios hegemónicos para influir en la opinión pública ante las fragmentadas y, cada vez más críticas, audiencias de México.

Los resultados de aprobación del Presidente presentados recientemente por Reforma,[1] en donde muestra que subió 11 puntos en los tres meses con una campaña negativa en su contra por la “no investigación” de AMLO reuniéndose con cárteles del narcotráfico, inflando con bots la tendencia del #NarcoPresidente[2] de la mano del New York Times[3], nos muestran un efecto contrario al esperado de una operación psicológica de enorme magnitud, no solo por el costo de la misma[4], sino por las palancas de influencia que tuvieron que mover para orquestar esta ofensiva mediática de tercera generación. ¿Por qué les salen tan mal las cosas a la oposición en México? ¿Será porque no saben usar estas poderosas armas, o porque los mexicanos somos diferentes a como nos piensan[5]?

Durante siglos, las guerras se caracterizaron por el uso directo de la fuerza bruta, con invasiones y enfrentamientos claros contra el enemigo. Sin embargo, con el inicio del colonialismo, surgió la estrategia de dividir y conquistar. Por ejemplo, en lugar de invadir directamente toda la India, los británicos fomentaron conflictos entre los pequeños reinos locales. De manera irónica, esta guerra de segunda generación fue utilizada por los banqueros para conquistar Europa durante la Primera y Segunda Guerra Mundial.

El tercer tipo de guerra —que nace durante la Guerra Fría con las actividades de inteligencia de la CIAincluye operaciones psicológicas, ingeniería social y guerras híbridas internas. En este tipo de conflictos, las personas no son conscientes de que están siendo atacadas. Todo parece una progresión natural, interrumpida ocasionalmente por eventos externos aparentemente incontrolables como guerras, crisis económicas, pandemias, etc. Este tipo de ataque lleva entre 3 y 4 generaciones en desarrollarse, pero es el método más eficaz y duradero de colonización. La población ofrece muy poca resistencia, similar a un virus que crea un trastorno autoinmune.

Preocupados por el impacto que sus propias operaciones de inteligencia pudieran tener en la integridad del proceso democrático de los Estados Unidos, los legisladores promulgaron en 1948 la Ley Smith-Mundt, que reguló la manera en que el gobierno podía comunicarse con audiencias extranjeras, y que prohibía explícitamente que estos contenidos propagandísticos fueran difundidos para el público norteamericano. Sin embargo, en 2012, se eliminaron estas restricciones como parte de la Ley de Autorización de Defensa Nacional para el año fiscal 2013, lo que permitió que los materiales de propaganda gubernamentales fueran más accesibles para el público estadounidense.[6]

Si bien, exponer súbitamente al ingenuo público norteamericano a una guerra híbrida nos hace pensar que el sorpresivo triunfo de Donald Trump en 2016 —y la muy real posibilidad de que vuelva a ganar este año— puede ser consecuencia del cambio legislativo promulgado por el presidente Obama al final de su primer mandato, esta lógica no puede extrapolarse a los casos en que payasos, como Milei o Zelenski, hayan sido electos presidente en países veteranos de las guerras de tercera generación.

Como la energía atómica al principio de su liberación, todavía no controlamos las tecnologías de manipulación mediática aumentadas con algoritmos alimentados de información personalizada e inteligencia artificial, y tampoco sabemos predecir el efecto que tendrán en las audiencias, sobre todo con las altamente politizadas, como el joven con pensamiento crítico del verificentro mexiquense, que responden a la propaganda de forma diferente al público estadounidense, argentino o ucraniano.

La mejor explicación del por qué les salen tan mal las cosas en México es análoga al caso del Coyote y su “plan infalible” que depende de la sofisticada tecnología ACME —pero que falla en el momento crucial— y que se combina con el hecho que el Correcaminos siempre es capaz de anticipar y evadir los planes de su depredador. ¡Bip Bip!


[1]  Aprobación del presidente AMLO sube a 73% tras el arranque de las campañas presidenciales

[2] Julián Macías – Pandemia Digital Entrevista con Sabina Berman

[3] EE. UU. indagó acusaciones de vínculos del narco con aliados del presidente de México

[4] Guerra sucia vs. AMLO y Sheinbaum cuesta caro a la oposición: ¿Cuánto pagan por ‘tirarles’? – El Financiero

[5] La oposición ha optado por el negacionismo de las encuestas ante la falta total de autocrítica. Escribí acerca de este fenómeno el año pasado a raíz de las elecciones del Estado de México. Negacionistas mexiquenses y sus corcholatas – Entrevista en Resentidos con Jonathan Pérez

[6] H.R.5736 – 112th Congress (2011-2012): Smith-Mundt Modernization Act of 2012

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on telegram
Telegram
Share on whatsapp
WhatsApp

Relacionado