¿Virtual o real?
En nuestros días, para mucha gente —sobre todo aquellos que vivimos dentro de las grandes urbes alrededor del mundo— la virtualidad es parte de nuestras vidas. Pasamos mucho de nuestro tiempo navegando en la red de información que emana de diferentes tipos de ordenadores, teléfonos celulares, tabletas y más. Sin importar la hora del día, el día de la semana, o el mes en el que se vive, la red siempre se encuentra viva, siempre se encuentra alerta y siempre hay manera de engancharse a ella y pasar desde unos cuantos minutos hasta horas dentro, absorto en ella.
Para los negocios es vital estar en continuo contacto con los recursos que de la red provienen, y sin ella no se podrían cerrar jugosos tratos, establecer acuerdos, resolver conflictos, entre muchas otras situaciones relacionadas al ámbito de negocios. Se puede tener contacto con gente alrededor del mundo en segundos y así ampliar las posibilidades de crecimiento de empresas. Es un recurso invaluable, sin lugar a dudas. Aunque, a la vez, se vuelve una atadura, ya que los hombres y mujeres de negocios tienen que estar disponibles las 24 horas; no hay horarios fijos de trabajo y por momentos puede llegar a ser desgastante.
Simultáneamente, en la virtualidad también hay entretenimiento. Existen muchos sitios dentro de esa red tan densa, tan abundante, donde se pueden disfrutar conciertos, juegos, series, documentales, entrevistas y mucho más. Con un solo clic —claro, después de pagar la cuota mensual de pago del servicio sin retraso alguno— se abren muchas posibilidades para disfrutar de un buen rato usando esos recursos virtuales.
Otro ámbito dentro del universo que hay en la red es el de las relaciones personales, las relaciones más íntimas, más “humanas”. Podemos encontrar una vasta variedad de sitios en los que se conjuntan extensas cantidades de individuos que tienen el propósito de interactuar de manera amigable y amena; sí, esos sitios son las “redes sociales”. Tales lugares virtuales llevan bastante tiempo siendo parte de la cultura de la vida moderna, mucha gente tiene su perfil en una red, o en múltiples, y cuenta con un cierto número de seguidores y a su vez sigue a tantos otros.
Seguir, ser seguido, tener seguidores, palabras que son ya parte de nuestro lenguaje diario. Dentro de ese enjambre de perfiles se llegan a topar amistades del pasado, familiares lejanos o hasta amores perdidos. Con ello se reavivan recuerdos que por momentos se pensaban extintos, se intercambian mensajes, fotos y memorias que en su momento fueron muy significativas y emocionantes. Se pasan momentos agradables y se comparten versiones completas de sucesos que, en aquel momento de la historia, se vivieron y vuelven las risas y es como sí uno volviera uno a experimentar lo que en aquellos días.
Cuando las redes se usan de manera positiva siempre nos van a traer beneficios y satisfacción, es por demás mencionar que todo abuso puede causar adicción y con ello traer frustración en lugar de alegría.
…continuará