Larga, costosa y vergonzosa ha sido la agonía del Partido Revolucionario Institucional. Sin embargo, parece ser que la expiración del dinosaurio reumático ha tomado singular celeridad de una semana a la fecha. Y esto, en buena medida, se debe a la actitud mostrada por parte del dirigente nacional de dicho partido hacia sus correligionarios de bancada, así como a sus homólogos dentro del senado.
Con los suyos
“Hoy decido renunciar al PRI, decido renunciar al PRI después de 21 años de militancia…ese PRI por el que tantos años he luchado, ya no existe. Lamento de todo corazón hoy ya no encontrar ese mismo partido en el que milité”: estas fueron las palabras de Cinthya López Castro pronunciadas en conferencia de prensa dentro de las instalaciones del senado el pasado 29 de octubre.
De acuerdo con la senadora, el trasfondo de dicha renuncia habría tenido como origen el linchamiento político dentro de su propio partido y la falta de disentimiento. Mientras tanto, en medios de comunicación se sugería que el rompimiento entre la legisladora y el tricolor se habría debido a la ausencia de López Castro al momento de llevarse a cabo la votación de la reforma de supremacía constitucional.
Por su parte, como ya es costumbre cuando le renuncian, el dirigente nacional del PRI salió a “aclarar” que López Castro no le había renunciado, sino que había quedado expulsada desde el momento mismo en que se ausentó de la votación, tal y como lo marcan los estatutos de dicho grupo parlamentario.
Con los otros
Sin embargo, los desfiguros para «Alito» no quedaron ahí, pues durante la recta final de la sesión del pasado 31 de octubre en cual se daría la declaratoria de constitucionalidad de la reforma de impugnabilidad a las reformas constitucionales, el recién reelecto dirigente del tricolor nos regaló, una vez más, catedra de “buenos modales”.
Y fue entonces que el senador y dirigente priista alcanzó en su lugar al presidente de la mesa directiva, el senador Gerardo Fernández Noroña, para externarle su molestia al considerar que había sido ignorado en el turno del uso de la palabra al momento de darse los posicionamientos.
Durante el numerito que nos regaló «Alito», se le vio claramente con el rostro desencajado producto de la ira y la ingobernabilidad de su carácter, apuntó con el dedo índice prácticamente en la cara a Fernández Noroña, manoteo al grado de derribar la Tablet del presidente de la mesa directiva y vociferó de tal manera que su voz (sin micrófono) y la de Fernández Noroña (con micrófono) se escuchaban al mismo volumen.
Y ya, para finalizar el acalorado intercambio de puntos de vista, Fernandez Noroña recordó a «Alito»: “Además el desafuero de Alejandro Moreno está solicitado, ¿eh? Está en lista de los 512, está en la lista. Porque los solicitó en su momento la Fiscalía de Campeche, si mal no recuerdo”.
El pendiente
Por su parte, Hugo Eric Flores, diputado de Morena y presidente de la Sección Instructora, en entrevista radiofónica otorgada este 4 de noviembre explicó que la Cámara Baja aún tiene por desahogar mil 246 juicios políticos, entre los cuales destacan: “El del fiscal de Morelos y el del senador conocido como “Alito”, que es presidente del PRI”, asimismo estimó un lapso para su resolución: “Tendrá que ser en este periodo, no le doy más tiempo. Creo que podría decir a finales de noviembre o principios de diciembre estaríamos nosotros pudiendo pasar al pleno de la Cámara”, concluyó.
Para el anecdotario
Apenas en abril del presente, López Castro candidateaba a «Alito» para el 2030 en entrevista:
“—Por cierto, ¿fue usted la que destapó a Alejandro Moreno para candidato presidencial?
—Van a ver en el 2030.
—¿Insiste?
—Espérense a verlo.”
