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¿Y si te hubieran invitado?

Por: Hernán Garza

Conversaba hace unos días con un muy buen amigo de la juventud, con quien me reencontré después de más de 30 años, sobre lo que más nos irritaba de la reforma energética de 2013.

No sabíamos si el hecho de subsidiar con recursos públicos a los inversionistas verdes para que México cumpliera los objetivos de los Acuerdos de París era peor que hacer nuestras propias inversiones en equipos fotovoltaicos para no tener que asumir los sobrecostos de estas subvenciones en nuestro recibo-factura bimestral eternamente.

Los argumentos en contra de enfrentar en condiciones adversas a nuestros competidores (beneficiados por los costos de energía subsidiada al simular ser socios de las compañías de generación solar o eólica) no eran más poderosos que la rabia de no poder participar de los beneficios de esa sociedad cuando el endeudamiento público en el que incurrió la banca de desarrollo y nuestros propios fondos de pensión fueron usados para financiar estos proyectos.

Tampoco nos pusimos de acuerdo sobre si era preferible hacer los desembolsos necesarios para adquirir un auto 100% eléctrico o un híbrido (y tener que reemplazar sus baterías cada 5 años) para no estar a expensas de las escaladas de precios derivadas de los gasolinazos y de las fluctuaciones cambiarias de tener que importar los combustibles ante el inminente desmantelamiento de las refinerías nacionales.

En lo que sí estuvimos de acuerdo, y esto sin la mayor discusión, es que lo que más coraje nos daba es que no nos hubieran invitado al negocio de primera mano para poder beneficiarnos de los subsidios, obteniendo mejores rendimientos de nuestra inversión, además de poder destruir a nuestra competencia con menores costos de energía que quienes no simulaban sociedad, pero sobre todo el poder presumir, como quien maneja un Tesla, que nosotros sí hacemos algo por el medio ambiente.

Pero entonces mi amigo me preguntó: si te hubieran invitado, ¿habrías aceptado el trato? ¿Qué preocupaciones tendrías ahora que están bajo amenaza no solo los retornos de la inversión sino la ventaja competitiva de tus negocios?

Más difícil sería recuperar mi prestigio social, además de no poder lavarme la cara como ambientalista, tendría que estar dando explicaciones de quienes fueron mis cómplices y qué favores les debía por hacerme parte de tan jugoso negocio.

No estaría tan enojado como lo estoy ahora, pero eso sí, me daría muchísima vergüenza ser señalado como socio de tan abusivos negocios a la luz de que hoy sabemos, no solo de las condiciones, sino de cómo se hizo ley.


@hernangarzav
Nací zurdo, pero aprendí a la fuerza, a escribir con la derecha. Fui el primer titular del Registro Nacional de Víctimas de la CEAV.

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