Pluma Patriótica

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El incendio amazónico y las co

El incendio amazónico y las cortinas de humo

Desde hace más de dos semanas consecutivas arde la selva amazónica. Una cortina de humo enturbia la atmósfera: se trata del pavoroso silencio mundial y de los medios de comunicación, que repiten en cadena las imágenes del desastre ahogando nuestra memoria: enero de 2019, Jair Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil, después invitó abiertamente a las empresas agroindustriales, mineras, energéticas y ganaderas del mundo a “limpiar la tierra”, mientras expulsaba a los médicos cubanos que, solidarios, brindaban la única asistencia sanitaria a las cerca de 400 tribus que habitan y defienden el bosque amazónico en ese país sudamericano.

La deforestación descontrolada es la causa principal de los incendios, coinciden los expertos. Desde aquel enero van 74 mil y en julio hubo un incremento histórico: los incendios aumentaron 278 por ciento en relación con el mismo mes de 2018, según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), a cuyo director, Ricardo Galvão, despidió Bolsonaro apenas publicados los resultados. El argumento: los datos del informe revelan que “Galvão sirve a alguna ONG ambientalista” para desprestigiar a su gobierno. Este no es el primer ataque infundado de Bolsonaro contra miembros del gobierno: Suley Araujo tuvo que renunciar en enero a la jefatura de las operaciones aéreas del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama).

El actual ministro de Medio Ambiente de Bolsonaro, Ricardo Salles, no varía su explicación: “el clima seco de la época es la causa del incendio”, dice. Y no anda muy equivocado: si la deforestación desmedida es la causa de que el clima seco de la época esté siendo aún más seco, ¿qué causa la deforestación desmedida? Recordemos que el Amazonas es la selva tropical más grande del planeta; sin ella, el control del calentamiento global será imposible. Además, la deforestación deja sin hogar, alimento y seguridad física a cerca de un millón de indígenas y significa la extinción de tres millones de especies animales, plantas, hongos y de los reinos del microcosmos.

De ser así, no sería la primera vez: la dictadura militar brasileña, impuesta por Washington de 1964 a 1985, consideró al Amazonas en general como un “obstáculo para el progreso económico”. A partir de 1992, con altibajos, aquella política ambiental se fue modificando hasta que el gobierno de Lula da Silva (2003-2011) hizo crecer la economía, disminuir la deforestación y proteger a las comunidades indígenas, mostrando que estos asuntos no son contradictorios. Mediante el programa Terra Legal (2009) se buscó la regulación y titulación de tierras en favor de pequeños productores y comunidades locales.

Sin embargo, ocho años después el expresidente Michel Temer (hoy detenido por la causa Lava Jato) alteró significativamente aquella política para crear vacíos legales en beneficio de los usurpadores de tierra, por medio del programa MP 759. Así, el ejército brasileño asfaltó la ruta BR-163 en 2017; este camino permite la circulación masiva de la producción de soya del Mato Grosso hacia el río Amazonas y fue bautizado como “Camino Blairo Maggi”, en honor al mayor plantador de soya de Brasil. Esto le valió a Temer el premio “Motosierra de Oro” al mayor deforestador, que otorgó Greenpace en 2005.

En mayo de 2012, una debilitada Dilma Rousseff (2011-2016) logró vetar algunos capítulos del Nuevo Código Forestal, pero el lobby de las motosierras y la bancada ruralista logró la sanción del código, que, entre otras cosas, otorga el perdón a quienes cometieron “infracciones relativas a la supresión irregular de vegetación en Áreas de Preservación Permanente, de Reserva Legal o de uso restringido”. El aval norteamericano a las relaciones incestuosas entre corporaciones y miembros del gobierno es la marca distintiva de Brasil, sólo es cuestión de atar cabos sueltos.

Yadir Pérez. Profesor de español y literatura, estudió letras hispánicas y la maestría en estudios latinoamericanos en la UNAM. Escribe donde lo dejen sobre temas de lengua, literatura, política y cultura, siempre con perspectiva latinoamericanista, caribeña y de clase.

@trejoyadir

 
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