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Yo vi un genocidio suceder frente a la pantalla de mi celular

Desde hace un año los bombardeos no paran.

Ha pasado ya un año desde el 7 de octubre, el día en que Israel decidió que el pueblo palestino debía dejar de existir; que podía cargar con el peso de asesinar a cuantos gazatíes fuera necesario para borrar del mapa a familias enteras que nunca han visto como más que animales molestos que hasta recientemente había que permitirles mantenerse en vida porque la comunidad internacional así lo exigía.

Es difícil ver la historia suceder cuando pasa frente a los ojos de uno. Quizá por ello es complicado encontrar las palabras correctas para describir aquello que aún no ha terminado de ser juzgado por la humanidad; pero la pérdida de 186,000 vidas humanas, el desplazamiento forzado de 1.9 millones de personas, la hambruna de medio millón de ciudadanos, solo puede ser llamado genocidio.

Desde hace un año que hemos visto un violento, acelerado genocidio suceder en la franja de Gaza.

Israel no actúa en solitario. Las guerras son caras y quien ha puesto los dólares ha sido Estados Unidos, el país al que no le importa se mancharse las manos con la sangre del pueblo palestino.

Desde 1948, el imperio ha financiado a Israel con más de 158 mil millones de dólares en efectivo, misiles guiados, proyectiles de artillería, tanques, granadas, balas y rifles. La constante ha sido la misma: Estados Unidos pone las balas. Israel pone los soldados. Palestina pone los muertos.

Aún en lo que quizá ha sido la elección presidencial más polarizada en la historia de Estados Unidos, hay una constante en las propuestas de los dos candidatos. La misma constante que se sostiene sin importar quién es el presidente, quizá la única política pública que mantienen los Estados Unidos, más allá de partidos políticos, presidentes o primeros ministros, es la de financiar el genocidio del pueblo palestino.

Hablar del genocidio palestino en América Latina puede ser complicado. La crisis se percibe demasiado lejana y la pregunta es siempre la misma; ¿cómo afecta esto a México o a América Latina en general?

Aunque claramente hay afectaciones directas en las cadenas de suministros o en la estabilidad de la economía global, en tensiones geopolíticas en esta zona del mundo que involucran a otros países con muchísimo petróleo y es una realidad que en un mundo interconectado cualquier conflicto en cualquier parte del mundo tiene el potencial de afectar nuestras vidas diarias; la verdad es que esta historia trasciende la vida diaria del ciudadano promedio latinoamericano.

Esta historia es suficiente por si sola. Es importante aún si no impactara nuestras vidas. Es importante porque es importante hablar de 17 mil niños que se quedan sin padres por la guerra. De 130 periodistas asesinados. De escuelas derrumbadas. De piernas amputadas. De lágrimas derramadas. Es importante hablar de un pueblo que está siendo ahogado en edificios derrumbados. Importante alzar la voz por quienes por más que lloran, sus gritos no se escuchan entre el ruido de los aviones bombarderos.

Es importante hablar de Gaza.

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