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Yunes en Morena: ¿una decisión que compromete?

Dentro de Morena se está viviendo un momento clave que involucra una posible incorporación de los Yunes, específicamente de Yunes Márquez, al partido. Este tipo de decisiones no solo tienen un impacto en la dinámica interna del movimiento, sino que reflejan el desafío entre el pragmatismo político y la coherencia ideológica que ha sido el pilar de Morena desde su fundación.

Actualmente, el Movimiento de Regeneración Nacional, ha logrado posicionarse como un partido político que promueve el cambio, la justicia social y la lucha contra la corrupción. Esto ha sido parte de la narrativa inicial, impulsada desde el surgimiento del Movimiento de Regeneración Nacional, encabezado por nuestro líder moral, Andrés Manuel López Obrador. Por lo tanto, cualquier intento de incorporar a figuras políticas como los Yunes, que tienen un historial asociado con prácticas de corrupción y saqueo en Veracruz, resulta problemático a nivel ideológico y simbólico.

Los Yunes, a través de su mal legado en Veracruz, están vinculados a una serie de prácticas que Morena ha combatido durante años. Fue así como la gobernadora Rocío Nahle ha realizado señalamientos claros y reales, en los que se describe que los Yunes no representan los postulados del obradorismo y no encajan en el perfil de militantes que el partido quiere promover.

Si Morena decide abrirle las puertas a los Yunes, esto podría poner en riesgo el legado que se ha venido construyendo en Veracruz y a nivel nacional. La relación histórica de los Yunes con la corrupción no es un tema menor, y su inclusión en el partido podría ser vista como una señal de que Morena está dispuesto a sacrificar sus ideales.

Desde otra perspectiva política, si la afiliación se lleva a cabo, podría interpretarse como una estrategia para darle «sombra política» a los Yunes. Esto implicaría restarles el crédito político que aún conservan, al mismo tiempo que se les ofrece un espacio donde no podrían generar más daños ni ocupar los espacios que deben ser tomados por aquellos que sí representan y cuidan los intereses del movimiento, los principios de la 4T y el legado del Presidente López Obrador.

Esta posible estrategia, la de otorgarles un rol simbólico, sin que tengan una participación o de liderazgo dentro del partido, serviría para quitarles la «tarjeta de crédito político», es decir, despojarlos de la posibilidad de seguir utilizando su imagen para obtener beneficios personales o políticos, al mismo tiempo que se limita o anula su influencia en las decisiones y en las estructuras clave del partido.

En este sentido, la afiliación de la pandilla de los Yunes, no sería tanto un acto de inclusión, sino más bien una maniobra pragmática para neutralizar su poder político. Se les ofrecería una afiliación que no les permita acceder a los espacios más importantes ni ejercer un liderazgo relevante dentro de la estructura de Morena.

Sin embargo, esta estrategia tiene varios riesgos. La inclusión de los Yunes podría percibirse como un acto innecesario y así mismo se desestabilizará la imagen de Morena, que se ha construido alrededor de la lucha titánica contra la corrupción y el clientelismo político. Es importante señalar que la base militante de Morena, que está constituida por personas que han sido parte del movimiento desde sus inicios y que han luchado por principios claros, podría sentirse traicionada si a los Yunes se les arropa con los brazos abiertos al movimiento.

En la militancia de Morena tenemos, por lo tanto, un papel indispensable en este proceso. En el caso de que se decida aceptarlos dentro del movimiento, la base militante podría sentirse excluida, e incluso habrá quien renuncie al partido.

La posible afiliación de los Yunes a Morena plantea un dilema fundamental para el partido: equilibrar el pragmatismo político con la coherencia ideológica. Si bien la incorporación de figuras de otros partidos podría ser útil para obtener votos o apoyo, y aprobar reformas, como lo fue la judicial, esto no debe hacerse a costa de los principios que han sostenido el crecimiento y la unidad de Morena.

La militancia del partido debe ser escuchada, ya que somos los verdaderos guardianes del legado que se ha construido en Veracruz y en todo México. Cualquier decisión sobre la incorporación de los Yunes debe tomar en cuenta no solo los intereses pragmáticos, sino también la necesidad de preservar la identidad y los principios de Morena, para que el movimiento siga representando a quienes realmente luchan por la Transformación del país.

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