De la guerra al acuerdo: Crono

De la guerra al acuerdo: Cronología de una hostilidad entre México y EU

CIUDAD DE MÉXICO. – Una de las semanas más complejas para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó el 30 de mayo con un tuit.
Ese día su par de de Estados Unidos, Donald Trump, obstinado en que la presión mediática es la mejor forma de hacer política, volvió a cargar contra México por los flujos migratorios.
Parecía que, con esta nueva amenaza, habían quedado muy disminuidos los pactos alcanzados en las múltiples reuniones que sostuvieron los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá para lograr un nuevo acuerdo comercial que, producto de su campaña por la presidencia, Trump había prometido renovar al considerar un mal trato el firmado en los 90, un daño para la industria estadounidense.
En reiteradas ocasiones, el magnate arremetió contra las dos economías del bloque y las acusó de aprovecharse de su país durante más de 20 años.

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Donald Trump con el presidente de Canadá, Justin Trudeau. Tomada del Facebook del canadiense.

“Para ser honesto, no me importaría ver el TLC, que tendría un nombre diferente, como un acuerdo por separado con Canadá y otro con México. Estamos hablando de dos países muy diferentes”, declaró Trump en la Casa Blanca.
“Perdemos mucho dinero con Canadá y perdemos una fortuna con México. Y no va a suceder así nunca más… México se ha tomado nuestras compañías automotrices, un gran porcentaje de ellas, y no puede ser”.
Sin embargo, hacia el final de la administración del priista Enrique Peña Nieto y con el respiro que dio el equipo negociador del presidente electo López Obrador, los tres gobiernos firmaron el nuevo acuerdo en Argentina, por lo que la vía de ratificación recaía en los congresos de los tres países.
Hasta ese momento, el nivel de confrontación entre el gobierno del tabasqueño y de su homólogo estadounidense parecieron transitar sin mayores problemas.
Algo que ha caracterizado al gobierno de López Obrador es su política de no intervención en asuntos de otras naciones y, si hay que opinar, debe hacerse bajo el principio de la autodeterminación de los pueblos.
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López Obrador ha rechazado en repetidas ocasiones, por ejemplo, calificar el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, bajo el principio constitucional de no intervención. Imagen tomada de @NicolasMaduro.

No obstante, el riesgo pareció madurarse este año con la amenaza de Trump de cerrar la frontera norte si no se detenía a los migrantes provenientes de Centroamérica.
Pero los últimos días de mayo parecieron dar un vuelco. Justo el día en el que el canciller Marcelo Ebrard entregó al Senado el proyecto de T-MEC para su ratificación, el presidente Trump lanzó un tuit que cimbró a la economía y al manejo de la política exterior de México.
“El 10 de junio, los Estados Unidos impondrán un arancel del 5 por ciento a todos los bienes que entran en nuestro país desde México. Hasta que no se detenga el arribo de los migrantes ilegales que llegan a través de México a nuestro país, la tarifa aumentará gradualmente hasta que se solucione el problema”, tuiteó el mandatario.
Un día después, el peso y los índices bursátiles del país ya registraban pérdidas. El viernes 31 de mayo la Bolsa Mexicana de Valores registró una caída del 2.11 por ciento. El peso registró retrocesos al disparar su cotización hasta los 20 pesos por dólar, que en días pasados había alcanzado un valor de 19.40 pesos.
Los analistas consideraron que ese fin de semana había significado el peor desempeño de la moneda en lo que va de 2019.
El amago de Trump generó preocupaciones en el sector económico, que percibió un deterioro en las relaciones entre los dos países, y desató especulaciones sobre el impacto que tendría en la economía global y en el futuro del T-MEC.
“(El anuncio de Trump) genera una mayor aversión al riesgo sobre la economía mexicana”, dijo la directora de Análisis Económico-Financiero de Banco BASE, Gabriela Siller, en ese momento.
“El mercado reacciona negativamente al anuncio de Trump debido a posibles consecuencias, como son: un mayor riesgo a la baja para el crecimiento de la economía mexicana, pues el 80 por ciento de las exportaciones del país van a su vecino del norte”.
Por la noche del jueves 30, el presidente Andrés Manuel López Obrador difundió una carta dirigida al presidente Trump en la que reiteró que no busca confrontarse con él y que la mejor vía para resolver diferencias es el diálogo.


Empero, las constantes amenazas del mandatario estadounidense ya habían causado estragos en la percepción de la población, que esperaba una respuesta de López Obrador inmediata e igual de contundente. Y así se dio.
“Le expreso que no quiero la confrontación. Los pueblos y las naciones que representamos merecen que, ante cualquier conflicto en nuestras relaciones, por graves que sean, se recurra al diálogo y actuemos con prudencia y responsabilidad”, expuso el tabasqueño.
También indicó, como lo ha hecho desde que asumió la presidencia, que los flujos migratorios no suceden por gusto sino por una necesidad; y abogó por establecer una política de desarrollo para Centroamérica.  
“En este pensamiento fincamos nuestra política sobre el asunto migratorio. Los seres humanos no abandonan sus pueblos por gusto sino por necesidad. Es por ello que, desde el principio de mi gobierno, le propuse a optar por la cooperación para el desarrollo y ayudar a los países centroamericanos con inversiones productivas para crear empleos y resolver de fondo este penoso asunto”, detalló.
“Usted sabe también que nosotros estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad de evitar, en la medida de lo posible y sin violentar los derechos humanos, el paso por nuestro país. No está de más recordarle que, en poco tiempo, los mexicanos no tendrán necesidad de acudir a Estados Unidos y que la migración será opcional, no forzosa. Esto porque estamos combatiendo la corrupción, el principal problema de México, ¡como nunca! Y, de esta manera, nuestro país se convertirá en una potencia con dimensión social. Nuestros paisanos podrán trabajar y ser felices donde nacieron, donde están sus familiares, sus costumbres y sus culturas”.
En su conferencia de prensa matutina del viernes 31 de mayo, el presidente López Obrador afirmó que el proceso de ratificación del T-MEC no debería detenerse ante la amenaza de Trump.
En ese momento, el mandatario envió a una delegación de negociadores, encabezados por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, para tratar de destrabar el diferendo arancelario.

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El canciller mexicano a punto de entrar a una reunión con Jared Kushner en la Casa Blanca. Tomada de @m_ebrard.

“Esto no detiene el proceso que ya se inició para ratificar el tratado. Nosotros vamos a continuar. Desde luego es un asunto que corresponde al Senado, pero la opinión del Ejecutivo es de que continúe el proceso de ratificación del tratado, que cumplamos con los compromisos que se hicieron y que termine pronto de aprobar el tratado comercial”, dijo López Obrador.
Jesús Seade, subsecretario de México para América del Norte, consideró que a pesar de que la amenaza de Trump “es desastrosa y sumamente sería para México”, se revisarían las implicaciones de la propuesta antes de tomarse en serio los dichos.
“No estoy diciendo que nos vamos a quedar cruzados de brazos hasta el 10 de junio para ver si iba en serio o no, pero sí confío en que sea algo que no esté destinado a llegar a acción porque sería gravísimo”.
En medio de una gira por Gran Bretaña, Trump siguió pendiente de las negociaciones con la delegación mexicana, que durante dos días no logró resultados que pudieran anunciarse.
“Tuvimos una reunión cordial, cada quien defendió con argumentos, con firmeza sus puntos de vista. Al final ¿en qué quedamos? No era de esperarse que en una primera reunión de dos horas te pongas de acuerdo en algo, entonces quedamos, o lo que acordamos es que el día de mañana vamos a seguir conversaciones, porque se plantaron varios puntos que deben estudiados con más cuidado”, dijo Ebrard desde Washington tras concluir la primera reunión de negociación.
Ese día el canciller anunció que en la frontera sur México desplegaría 6 mil elementos de Guardia Nacional a fin de contener la migración.
Dicho despliegue, se confirmaría a la postre, sería parte medular de lo que los gobiernos de México y Estados Unidos acordaron para detener la migración ilegal. 
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Elementos de las fuerzas armadas demandan identificaciones a viajeros en la frontera sur de México. Fotografía tomada del Movimiento Migrante Mesoamericano.

“La gente ha estado diciendo durante años que deberíamos hablar con México. El problema es que México es un «abusador» de los Estados Unidos, tomando pero nunca dando. Ha sido así durante décadas”, tuiteó Trump tras el encuentro de alto nivel.
Parecía que las negociaciones, que se prologaron casi una semana, no tendrían efecto y que los aranceles se impondrían.
Por ello, el presidente López Obrador convocó a todos los sectores del país a ratificar la unión de los mexicanos en una declaración conjunta en Tijuana para exigir respeto a Estados Unidos como uno de sus principales socios comerciales y culturales del país.
No obstante, el canciller Marcelo Ebrard logró destrabar el diferendo antes del discurso de López Obrador en Tijuana con algunas maniobras que fueron cuestionados.
La embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, reveló que México acordó fortalecer las medidas para la aplicación de su ley migratoria.
Por otra parte, el gobierno de México aceptó que una parte de los migrantes que soliciten asilo en Estados Unidos esperen en México la resolución de sus casos. Así como la implementación de un plan de desarrollo conjunto que permita enviar recursos a Centroamérica para detonar fuentes de trabajo en aquellos países.
 “Me complace informar que Estados Unidos ha firmado un acuerdo con México”, escribió Trump en Twitter. “Los aranceles programados que iban a entrar en vigencia el lunes contra México están suspendidos indefinidamente”.
“A cambio, México ha acordado tomar fuertes medidas para detener la migración a través de su país y a nuestra frontera sur. Esto se ha hecho para reducir o eliminar la migración ilegal que llega desde México a Estados Unidos”, explicó.
Las partes convinieron que, si bien no están satisfechas con lo logrado, se trata de un gran avance, y que se reunirán en 90 días para tomar medidas adicionales.
En Tijuana, López Obrador agradeció los esfuerzos de sus negociadores y reafirmó la amistad entre ambas naciones.
“Estados Unidos y México no son vecinos distantes, comparten una frontera de 3 mil 180 kilómetros de largo. Ejercen una influencia cultural mutua y las historias nacionales de nuestros países están entrelazadas en numerosos episodios, de hostilidad, pero también de cooperación y entendimiento”, dijo el mandatario.
“Celebramos el importante acuerdo de ayer, porque se nos estaba colocando en una situación muy difícil, muy incomoda, la de tener que aplicar a ciertas mercancías las mismas medidas, restricciones comerciales similares a las que se iban a imponer a las exportaciones mexicanas”. 
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