El embajador de la administración Trump en México, Christopher Landau, cuestionó si Frida Kahlo no conoció los horrores del marxismo-leninismo y del estalinismo.
De visita en la casa de la pintora —referente artístico de México y quien fue aplaudida en vida por el movimiento surrealista que encabezó André Breton en Francia, simpatizante del comunismo—, el diplomático estadounidense celebró la bohemia de Kahlo.
«Admiro su espíritu libre y bohemio, y con razón se ha convertido en ícono de México en el mundo entero», escribió en Twitter.
«Lo que no entiendo es su evidente pasión por el marxismo/leninismo/estalinismo. ¿No supo de los horrores cometidos en nombre de esa ideología?».
Breve asomo al contexto histórico
Representante de un país con presencia militar en distintas partes del mundo, colaborador directo de regímenes totalitarios en América Latina y Medio Oriente, y con el gasto en seguridad más amplio del planeta, Landau expresa en su mensaje un desdén por las figuras centrales de la izquierda clásica: Karl Marx, Vladimir Lenin y Iósif Stalin.
Tanto Lenin como Stalin son figuras centrales de la Revolución rusa, que derivó en la mutilación del régimen zarista, de aliento medieval, en Rusia y la implantación de un gobierno de base proletaria.
Aunque la Unión Soviética cometió errores a lo largo de su historia, como purgas de opositores a Stalin, abordar el fenómeno histórico con seriedad requiere considerar muchos más factores para lograr una ponderación equilibrada.
Sin embargo, la posición de Landau proviene de uno de los más marcados rasgos de cierta cultura oficial de Estados Unidos, que desde la Segunda Guerra Mundial convirtió al comunismo en un agente de amenaza simbólica contra el modelo estadounidense de consumo y vida.
Uno de sus episodios más significativos es el llamado macartismo, cuando se persiguió a los proyectos comunistas en Estados Unidos y se realizaron purgas legales inclusive en sitios como Hollywood.
Dalton Trumbo, guionista y novelista que trabajó con Stanley Kubrick en Espartaco (1960), por ejemplo, sufrió esta persecución intelectual.
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En otro episodio significativo de esta tensión histórica, la isla de Cuba ha sido embargada comercialmente por Estados Unidos desde la década de 1960 para desincentivar que su modelo de gobierno socialista se expanda y prolifere por América Latina.
Esta región política y cultural ha sido dominada históricamente de distintas formas por el país que gobierna Donald Trump, en una relación de influencias desigual que se extiende hasta hoy.
En suma, el comentario de Landau no profundiza en un fenómeno histórico cultural que requiere de amplitud de visión para aproximarse a una versión coherente de la realidad, que definió el cauce del siglo XX, al menos.
Tampoco ofrece una posibilidad de acercamiento seria a Frida Kahlo, una personalidad compleja que sostuvo afinidad con León Trotsky, uno de los más marcados opositores a Stalin.
