¿Trump le dio atole con el ded

¿Trump le dio atole con el dedo a AMLO?

México puede respirar, por ahora, sobre posibles aranceles de Estados Unidos a sus productos. El presidente Donald Trump jugó bien el as bajo su manga y la administración de Andrés Manuel López Obrador erigió el “muro invisible” que logró reducir significativamente la inmigración de indocumentados, como muestra el 56 por ciento de disminución de detenciones en la frontera con el país del norte. ¿Quién es el ganador hasta ahora? Sin duda, el experto en negociaciones.

La reunión entre las comitivas lideradas por el canciller mexicano Marcelo Ebrard y el vicepresidente estadounidense Mike Pence fue calificada de “exitosa” por ambas partes. Sin duda es una gran noticia que México no reciba un inmerecido castigo con impuestos, estrategia utilizada como “moneda de cambio” contra la inmigración, cuyas causas son mucho más complejas que el simple deseo de dejar el terruño.

El Plan Integral de Desarrollo impulsado por López Obrador es, definitivamente, un gran esfuerzo que rebasa cualquier visión simplista sobre la inmigración. Así incluso lo reconocen la Unión Europea y las Naciones Unidas, pero no del todo su principal aliado comercial, que en diciembre de 2018 hizo promesas hasta ahora no cumplidas. Ambos gobiernos ni siquiera han construido un pronunciamiento conjunto, en un evento oficial, sobre el arranque de este proyecto por el cual el gobierno mexicano ha puesto 2 mil millones de dólares sobre la mesa, de los cuales casi mil millones están prácticamente comprometidos; a diferencia de la administración Trump, que arrancó con un plan de 350 millones en El Salvador. ¿Quién está mostrando aquí ser el adulto responsable?

El canciller Ebrard lo dijo bien cuando señaló que Estados Unidos podría hacer más si quisiera: “se puede y debe acelerar eso, pero ya hay una inversión importante”, aunque acotó que ese esfuerzo era de la parte mexicana. Es decir, el gobierno de Trump ofrece mucho, pero ha hecho poco por un problema clave para su líder. Todo indica que el republicano busca soluciones fáciles, rápidas, que muestren datos a presumir, no ayudar a resolver el problema.

A cambio de deportar a más centroamericanos; desplegar 25 mil elementos de la Guardia Nacional en ambas fronteras; otorgar visas humanitarias; enfrentar problemas con empresarios para la contratación de inmigrantes; y tener que fungir como un tercer país seguro de facto —esto debido al aval de la Corte Suprema de EU al plan de Trump de exigir a inmigrantes pedir asilo en países por donde cruzan—, México recibe promesas: habrá más dinero para el Plan, pero no ahora, sino en el próximo gobierno —y ante escenarios cambiantes, no se sabe si Trump podría ganar la reelección. También se prometió un plan para el control de armas, además de que, por ahora, los aranceles extra para productos mexicanos no están sobre la mesa.

El gobierno trumpista tiene otra gran deuda con México: la aprobación en el congreso del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), encargo que el vicepresidente Pence no ha logrado concretar debido al rechazo de los demócratas, aliados con los que México parece tener poco cabildeo.

La respuesta al título de este artículo es obvia. El presidente Trump no entrega su amor, es como los amorosos del poema de Jaime Sabines, ya que mientras López Obrador entrega todo, para el estadounidense “el amor es la prórroga perpetua”.

Jesús García. Periodista de El Diario NY (eldiariony.com), exeditor de Reforma, exbecario de ICJF, WSJ y el Instituto de las Américas y excolaborador de El Financiero.

Twitter: @jesusgar

Otros textos del autor:

-AMLO y su oportunidad de presionar a Trump

-AMLO tiene razón: no hay crisis en México… ¡pero!

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