El pueblo moderno

El pueblo moderno

La cuarta transformación ha logrado un paso fundamental en la renovación de la sociedad mexicana: ha empoderado y reivindicado al pueblo como sujeto político; como fuerza relevante para la determinación de la historia. En esto, ha creado un boquete en el tiempo: la voluntad de la llamada mafia del poder, cúpula neoliberal, ya no es la única relevante. Una nueva dirección, capaz de avanzar y resistir donde sea necesario, ha resurgido. Es el fin del fin de la historia en México. Incluso si esta nueva voluntad es incapaz de articularse para transformar a la realidad, el simple hecho de que haya surgido de las cenizas de Fukuyama es ya una sentencia generacional: el Ágora de la Resignación y sus fieles protectores han sido revelados como cínicos charlatanes. ¡Que viva la historia!, que, para ser honestos, nunca murió.

¿Y qué quiere este renovado sujeto político? ¿Qué busca el pueblo? En esto, habrá distintas tensiones, ¡múltiples y diversas contradicciones! Una de ellas ve en este pueblo moderno la semilla de un mundo cooperativista: un mundo posterior a la opresión del salario1.

Hablamos de un mundo en el que los medios para vivir no estén ligados a la voluntad de jefes capitalistas, sino al libre desarrollo de todas las personas. Hablamos de un ecosistema de diversas organizaciones políticas —ajenas a la espectacular simulación del activismo, que tanto daño le ha hecho a las izquierdas— que sea capaz de impulsar, por el bien del pueblo, una nueva hegemonía postlaboral en la que, al menos, tres cosas sean realidad: un ingreso básico universal (suficiente para vivir dignamente, y apoyado por un fuerte estado de bienestar); la paulatina y democrática automatización plena del trabajo enajenado, y la sustitución de la ética laboral protestante por una ética del ocio: el sentido de la vida ligado al libre desarrollo, formal y material, de nuestras personalidades; y no ya a las ambiciones de acumulación de una cúpula capitalista.

Este mundo cooperativista está a nuestro alcance. Para vivirlo habrá que organizar a este nuevo sujeto político que la cuarta transformación ha logrado reivindicar. Es decir: este pueblo deberá caminar hacia una renovada liberación; hacia una nueva fase de potencial humano. Y para ello cuenta ya con sus propios medios. El pueblo ya no sólo camina sin piernas, sino que corre en plenitud. Se acabaron los días de consultar, deferentemente, al Egoísmo Organizado.

NOTA

1 En esto sigo, principalmente, a Nick Srnicek y Alex Williams: Inventing the future. Postcapitalism and a world without work.

Mercurio Cadena. Abogado administrativista especializado en administración de proyectos públicos.

@hache_g

Otros textos del autor:
-Cooperativismo para un mundo digno
-Tecnopolítica

 

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