Las últimas semanas los titulares de noticias solo hablan de una cosa: COVID-19 y las muchas maneras en que va afectando a nuestro país; desde lo que representa la pandemia a nivel nacional, pasando por cómo las familias mexicanas se ven afectadas porque no pueden obtener el sustento para sus hogares por la falta de un empleo formal, hasta la manera en que las personas del sector de salud realizan actos heroicos ante la emergencia que estamos viviendo como Nación. Sin embargo nadie habla de la manera en que los y las Servidoras de la Nación estamos trabajando día a día para que personas de los sectores más vulnerables que dependen económicamente de las pensiones que brinda la Secretaría del Bienestar, puedan recibir en tiempo récord el pago de lo equivalente a 4 meses de ayuda económica a fin de que permanezcan en casa y puedan pasar la cuarentena de manera cómoda y sin preocupaciones de dinero.
Ser Servidora de la Nación es una labor bellísima: no existen palabras suficientes para describir el sentimiento cuando las personas agradecen lo que haces por ellas, cuando las y los adultos mayores se despiden de ti con un “Dios te bendiga”, seas creyente o no, sientes una satisfacción muy grande al escuchar esas palabras porque sabes que te las dicen de corazón. Esta misma labor “bellísima” es una labor de resistencia, es comprender que en los días donde se hace entrega de los apoyos existe una hora de entrada, pero no de salida; también es saber que habrá días en que quizá solo puedas hacer una comida o quizá ninguna hasta no llegar a casa. Es resistir las largas caminatas en campo buscando a las personas beneficiarias en sus domicilios, entre muchas cosas más que como Servidoras y Servidores de la Nación seguimos resistiendo por cuidar y defender un proyecto de nación en el que realmente creemos, porque México y sus grupos de personas más vulnerables nos necesitan. Todos estos desafíos se viven día a día en la normalidad; pero, ¿qué sucede con nosotras en estos días de la contingencia sanitaria que está viviendo nuestro país?
Esta vez el desafío fue más grande: tuvimos que entregar apoyos dobles en la mitad del tiempo que nos dan habitualmente guardando que las personas mantuvieran la distancia recomendada para evitar contagios masivos, cuidando tener las medidas de higiene necesarias de manera personal y así poder brindarle lo mismo a las personas beneficiarias; esta vez fue trabajar bajo la presión de estar en medio de una pandemia mundial que aún no se ha podido controlar haciendo que los apoyos lleguen a las manos de las personas que más lo necesitan.
Podría llamarlo un acto heroico seguir recorriendo las calles pero sólo voy a decir que no demeriten el trabajo que realizamos todos los días en medio de esta crisis que está atravesando nuestro país, lo hacemos con el corazón. Es una dicha ser Servidora de la Nación y aún más poder aportar un granito de arena a que nuestro país salga de esta sin tantos daños ayudando a las personas que más lo necesitan.
Dayhana Carrillo. Feminista y Servidora de la Nación. Abogada en formación por la Universidad de Guadalajara. Militante de La Chinaca Jalisco.
Twitter: @DayhanaCarrillo