En familia se lleva mejor la cuarentena, dicen nuestros vecinos. Con una risa desde un patio a otro nos comunicamos, una de tantas frases que me dice la vecina de al lado, estamos básicamente a mitad del desarrollo de esta. Me siento delante del ordenador y me dispongo a escribir como todos los días después de escuchar la mañanera, a veces no hace falta que la ponga mientras barro: no falta el vecino que la tiene a todo volumen en su casa. Sobre las 7 de la mañana voy a la tienda del barrio, previo ritual sanitario de protección, tapabocas, lentes y guantes. Se escucha cómo la gente en ese universo tan rico y variado de la “tiendita” hablan con seguridad de que se están haciendo las cosas bien, de cómo siguen los reportes del Dr. Gatell sin obviar siempre el chascarrillo de que el doctor es apuesto, el humor en los mexicanos en tiempos de crisis nunca falla, lo llevamos en nuestro ADN.
¿Alguien pensaba que la pandemia iba a vencernos? El que lo hizo estaba equivocado. Nuestras ganas de vivir y confiar en un proyecto que logró sublimarse con el alma del mexicano derrotado, golpeado, que siempre confiaba en el político de turno y que al final siempre lo traicionaba, había eclosionado en la casi religión de los “chairos”, de la izquierda, esa tan temida por los que han saqueado el país durante casi un siglo, ese viejo loco como áun siguen llamándolo, lo ha hecho, lo votamos todos, para que pusiera en práctica su máxima “Primero los pobres”. Impensable en un México donde la vorágine de dolor causada por parte de los regímenes anteriores, esos que anteponían el interés de los oligarcas mexicanos al pueblo, una de sus grandes decisiones fue la de mantener al Pueblo informado todos los días.
Y no sé qué le ocurre a la militancia de la 4T, si esa que defiende la transformación del país, compartir los datos diariamente y sobre todo tomar al pie de la letra las instrucciones del proyecto sobre esta pandemia, porque si algo ha hecho la 4T con el pueblo ha sido convencerlos de ser militantes de ella y no con politiquería barata, si no con hechos. Preocupándose por el ciudadano, el ciudadano ha comenzado a dejar ese individualismo que propone el capitalismo como base para pensar en colectividad, en grupo, esa es una de las respuestas de la militancia de la 4T: preocuparse por sus semejantes. Ha hecho suyo el discurso humanista del Presidente, eso que dice la derecha de polarizar en realidad es que se están dando cuenta que poco a poco pierden terreno en su discurso de violencia, de destrucción y son los mismos militantes los que defienden y se organizan para defender este proyecto que es de todos.
Un país, un sentimiento, una nación, unida contra la pandemia, tantos años de crisis económica, alimenticia, era normal que estas medidas las tomáramos a raja tabla. Dicen los estudiosos europeos que esta pandemia cambiará nuestra forma de vida, la 4T ya lo está haciendo volviéndonos más humanos, quizá señalando a los violentos, a los que no quieren que este México cambie, pero en una historia de transformación siempre tiene que haber perdedores: serán la derecha y sus seguidores, el ganador será el Pueblo de México. Los militantes de la 4T no olvidan, trabajan, aguantan y esperan, llevan décadas esperando el cambio, la pandemia solo los ha enseñado a unirse más y a enseñar la solidaridad perdida a gran parte del pueblo. Esparcen el mensaje de humanidad del ciudadano Presidente, ese tabasqueño que recorría México en carro, a pie, con los pies llenos de barro, todavía nos preguntan ¿por qué creemos en él? ¿Saben qué respondemos? Porque él creyó en nosotros los militantes de la 4T. Así pues vendrán más pandemias, cambios en la geopolítica, pero la militancia de la 4T seguirá revolucionando conciencias, nutriendo mentes, agitando ideas, el Pueblo no olvida, al Pueblo no se le miente. Por ello la militancia está con Andrés Manuel porque él siente al Pueblo en sus venas y el Pueblo siente en el corazón al Presidente.



