El hip-hop como cultura popular

El rap es actualmente uno de los géneros musicales más escuchados en el mundo. A pesar de no ser muy nuevo, suele ser la juventud el grupo poblacional que se siente más interpelado por él. Los jóvenes, principalmente quienes han crecido en barrios marginados y/o en ambientes hostiles, encuentran en él un refugio y una herramienta de expresión. Sin embargo, el rap (cuyas siglas en inglés quieren decir rhythm and poetry —ritmo y poesía—), pertenece a una cultura amplísima que no solo abarca aquello que ya mencioné, sino que es también un llamado a la acción y a la organización colectiva y popular: el hip-hop.

Muchas personas tienden a creer que el hip-hop es un género musical, pero no. Musicalmente proviene del rap, pero este es apenas uno de los cuatro elementos principales que lo componen —el resto son el break dance, ser MC y el grafiti. Es una cultura compleja que abarca muchos más subelementos y que surge en los 70 en dos de los barrios más conflictivos y marginados de Nueva York: Bronx y Brooklyn. Esto se da en un contexto donde la guerra entre pandillas estaba más desatada que nunca e imperaba lo que el sociólogo Jeff Chang denomina como políticas de abandono en el Bronx. Estas eran básicamente una desidia total de las unidades habitacionales y de la seguridad pública de esa ciudad. 

Aunque este texto no pretende realizar un análisis histórico y urbanístico de Nueva York en aquel entonces, es importante tener lo anterior claro para comprender cómo fue que el hip-hop llegó a llenar vacíos y le proporcionó a la juventud afroamericana los elementos suficientes para organizarse, hacerse de una sola voz y formular sus reclamos. Los fundadores, Dj Kool Herc y Afrika Bambaataa, lograron hacer de esta una cultura que consiguió que las pandillas y la división entre ellas pudiera, si bien no dejar de existir, sí dejar sus principales diferencias de lado. Consiguieron unificar elementos tales como el baile, la poesía, el grafiti y la producción musical en uno mismo y los convirtieron en una herramienta política. 

Esta cultura urbana ha evolucionado a lo largo del tiempo. Hace varias décadas dejó de pertenecerle únicamente a la comunidad afroamericana, puesto que ha permeado en una enorme variedad de países, lenguas y reclamos sociales. Uno puede encontrar a raperos que surgen en el contexto de la crisis económica española, y que comienzan a trazar su carrera artística reclamando a los embargos masivos que se estaban dando (como Ayax y Prok); a raperas que abrazan la lucha feminista (como Gata Cattana); y a raperos como Danger, formados en los reclamos del norte de México. Las exigencias son muy distintas, pero todos y todas pertenecen a una cultura que resiste, y que al final, les terminó formando.

Finalmente, quiero hacer énfasis en que esta cultura urbana existe para dotar de herramientas discursivas de confrontación política. La existencia de un mercado intentando capitalizar lo que representa no debe hacernos olvidar esa base. Allá donde haya una lucha o un reclamo justo, habrá un espacio para el hip-hop.
 

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