El Presidente Andrés Manuel López Obrador abrió su mensaje en el tercer aniversario de su gobierno diciendo «nos volvemos a reunir». La plancha del Zócalo capitalino luce esta tarde a reventar, y sus simpatizantes reciben al presidente refrendando su militancia de años: «¡Es un honor estar con Obrador!»
Y es que el último evento masivo del mandatario fue en diciembre de 2019, desde entonces y a causa de la pandemia no había sido posible volver a ver el músculo del Presidente, que llega a la mitad de su gobierno con hasta 71% de aprobación.
El mandatario dedicó la primera parte de su discurso a la salud: Que deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho de nuestro pueblo, dijo. Prometió la vacuna Patria, de manufactura mexicana, para el siguiente año. También prometió que «vamos a aplicar dosis de refuerzo comenzando con los adultos mayores».
La participación de las fuerzas armadas, dijo, ayuda a olvidar la desconfianza que se tenía antes. Pese a las cifras, no hay sustento en las acusaciones sobre que se está militarizando al país, refirió. Esto, explicó, porque los elementos no se han involucrado en masacres y ejecuciones extrajudiciales. Recordó también el origen revolucionario del Ejército.
«El Ejército no pertenece a la oligarquía. Los soldados pertenecen al pueblo, los soldados son pueblo uniformado», vitoreó.
Reiteró sus promesas de campaña: no se permitirá el fracking, no se darán nuevas concesiones mineras. Como parte de la reforma eléctrica propuso que el litio sea propiedad de la nación. Fue interrumpido por porras y vivas.
Dijo que pronto «saldremos de la crisis económica», y como base de su optimismo, dio sus argumentos: no cayó la recaudación, no nos endeudamos, aseguró.
Presumió, como ha hecho en otros informes, la recepción de remesas al país, y pidió un aplauso para los migrantes. «Gracias de todo corazón», dijo. La pandemia, aseguró, no devino en una crisis de consumo, «gracias a las remesas y a los programas sociales».
Lanzó enérgico al hablar de desigualdad: «decían antes que si llovía fuerte arriba goteaba abajo, que se vayan al carajo con ese cuento».
El presidente preguntó al Zócalo lleno de simpatizantes si es importante combatir la corrupción. Al unísono se oyó el «sí», lo que hizo esbozar al mandatario una sonrisa.
En tres años, dijo, ha cambiado la mentalidad del pueblo. Aseguró que no se organizan fraudes electorales, se respeta la Consitución y no se censura a nadie