Machismo, el monstruo que languidece pero aún pervive

La deuda histórica de las sociedades machistas comienza a resarcirse un poco (quizás muy poco) la invisibilización histórica de la mujer. Los espacios ganados cada vez son más amplios, pero eso no basta, sino que estos espacios deben ejercerse con firmeza, con equidad, pero sobre todo con visión de género para permitir el acceso de las mujeres a cargos de mando, puestos protagónicos y de decisión, no solo para completar la cuota de género que exigen las leyes solo como un número sin que el aspecto ideológico permee de fondo.

Para ciertos sectores conservadores, este tema les parece chocante e innecesario, pero la violencia de la realidad exige una revisión minuciosa para que la transformación social sea integral, como lo vimos en la última semana con el caso de Essica Vásquez, quien cometió el pecado de contender por una regiduría en Santiago Yaveo, donde quedó expuesta la peor cara del machismo que decidió privarla de la libertad y de su dignidad. Pero no solo la de ella sino la de sus hijos a quienes les prohibieron ingresar  a la escuela.

El cambio está en camino, vamos en un proceso lento en el que aún se manifiestan resabios del pasado que se niegan a extinguirse.

Pero no solo es en la participación política, sino también hay escolleras insondables en la persecución de la justicia, como lo ha sufrido durante más de cuatro años Soledad Jarquín quien ha tocado todas las puertas que puede tocar sin que la memoria de su hija logre la paz a través del castigo a los responsables de su feminicidio.

Pero estos solo son los casos mediáticos que conocemos a través de las benditas redes y la movilización de las víctimas, pero nada sabemos de otro tipo de violencias más veladas, sutiles, cotidianas y casi imperceptibles por el arraigo que tienen, como lo son la violencia económica que se ejerce en los hogares o el ambiente laboral, así como el acoso normalizado en frases recurrentes, también en la educación y en general dentro de un sistema que languidece y se tambalea, pero que aún da golpes dolorosos. Estamos en la ruta correcta, solo n o hay que perder de vista el objetivo.

 

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on telegram
Telegram
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email

Relacionado

Recibe las noticias más relevantes del día

¡Suscríbete!