La tragedia en la Franja de Gaza, provocada por la operación militar israelí, revela una realidad desgarradora. Riyad Mansur, representante palestino ante las Naciones Unidas, comparte cifras que nos conmueven y nos llaman a la reflexión. En tan solo tres meses, el 1% de los palestinos en Gaza han perdido sus vidas. Cada hora, 11 personas, entre ellas mujeres y niños, son arrebatadas de este mundo debido al conflicto. Estos números, aunque fríos, representan una pérdida humana inmensa, comparable a una catástrofe nacional en países mucho más grandes, como Estados Unidos.
Detrás de las estadísticas hay historias de desplazamiento y dolor. El 87% de los habitantes de Gaza se han visto forzados a dejar sus hogares, buscando refugio y seguridad lejos de su tierra. Esta cifra no es solo un número, sino miles de vidas alteradas, sueños interrumpidos y familias desgarradas. El ataque inicial de Hamás contra Israel, y la subsiguiente respuesta israelí, no solo ha sido una muestra de fuerza militar, sino también una causa de sufrimiento humano. Los bombardeos y el bloqueo impuesto por Israel han afectado no solo a objetivos militares, sino también a la infraestructura civil esencial, cortando suministros básicos y agravando la crisis humanitaria.
La escalada del conflicto en Gaza ha llevado a una pérdida de vidas alarmante. La incursión terrestre de Israel y los continuos bombardeos han dejado un saldo trágico de más de 23.000 muertos y 58.900 heridos. Incluso en los breves momentos de tregua, cuando se logró un intercambio de rehenes, la fragilidad de la paz fue evidente. Al retomarse las hostilidades, la ayuda humanitaria se vio severamente reducida, dejando a muchas personas en una situación desesperada.
En este contexto de desesperanza, la comunidad internacional debe actuar. La propuesta de una solución de dos Estados, respaldada por la ONU y promovida por países como Rusia, se presenta como un rayo de esperanza. Este camino no solo busca acabar con el derramamiento de sangre, sino también con el sufrimiento de un pueblo que clama por su derecho a vivir en paz. La historia de Gaza no es solo una de conflicto, sino también una llamada a la empatía y a la acción por parte de aquellos que pueden influir en un cambio hacia la paz duradera.
