Sanjuana Martínez dejó una huella de destrucción en Notimex, marcada por un estilo de gestión que muchos ven como personalista y destructivo. Durante su mandato, la agencia experimentó un declive que algunos atribuyen directamente a su liderazgo, catalogándolo de vengativo y alejado de los principios de la administración pública. Su actuar, lejos de la ética burocrática, parece reflejar una batalla personal más que un servicio al público.
En su salida, Martínez no solo dejó atrás una agencia desmantelada sino también un legado de acusaciones que la señalan como responsable del caos. Su comportamiento posterior a su gestión ha sido objeto de críticas, con acciones que rayan en la extorsión y el resentimiento público. La responsabilidad de su desempeño recae íntegramente en ella, afectando la reputación y la eficacia de Notimex.
Las declaraciones recientes de Martínez parecen confirmar los temores de quienes observaron su administración con preocupación. A pesar de las negaciones y las acusaciones infundadas sobre el manejo de indemnizaciones y otros asuntos legales, la información oficial desmiente cualquier malversación. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social ha reiterado su compromiso con la justicia y el bienestar de los trabajadores afectados, asegurando que el proceso se ha llevado a cabo respetando todos los derechos laborales.
