Ciudad de México a 20 octubre, 2025, 12: 33 hora del centro.
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Los datos más impactantes de La Pasión de Cristo: una película marcada por la fe, el sufrimiento y lo inexplicable

En Semana Santa, La Pasión de Cristo vuelve a estar en boca de todos. Esta cinta, dirigida por Mel Gibson y protagonizada por Jim Caviezel, no solo dejó huella por su crudeza y fidelidad al relato bíblico, sino también por las historias sorprendentes que ocurrieron dentro y fuera del set.

Antes de que comenzara el rodaje, Mel Gibson advirtió a Caviezel que interpretar a Jesús podía costarle su carrera en Hollywood. Aun así, el actor aceptó. Su respuesta fue casi profética: “Creo que tenemos que hacerlo, aunque sea difícil. Además, mis iniciales son J. C. y tengo 33 años. No me había dado cuenta hasta ahora”. Mel, sorprendido, solo atinó a decir: “Me estás asustando”.

Durante la filmación, Caviezel vivió una auténtica vía crucis: perdió 20 kilos, fue alcanzado por un rayo, recibió dos latigazos reales que le dejaron una cicatriz de 14 centímetros, se dislocó un hombro y padeció neumonía e hipotermia por filmar semidesnudo bajo el frío durante horas. Su desgaste fue tan extremo que requirió dos cirugías a corazón abierto después del rodaje.

La emblemática escena de la crucifixión tomó cinco semanas de los dos meses de rodaje total. Para lograr el aspecto ensangrentado de Jesús, se usaron más de 30 litros de sangre falsa, y Caviezel llegó a pasar hasta siete horas en maquillaje. Incluso durmió maquillado en más de una ocasión. Además, tuvo que aprender arameo, hebreo y latín para interpretar correctamente sus diálogos.

Pero los sucesos curiosos no terminaron ahí. Pedro Sarubbi, quien interpretó a Barrabás, relató que al grabar la escena donde Jesús lo mira, sintió que no era Caviezel, sino Cristo mismo: “Sus ojos no tenían odio ni resentimiento conmigo, sólo misericordia y amor”. Luca Lionello, que daba vida a Judas y se declaraba ateo, terminó convertido al cristianismo, confesado y bautizando a sus hijos tras el rodaje. Un jefe técnico musulmán también abrazó la fe cristiana. Y varios miembros del equipo afirmaron haber visto figuras vestidas de blanco que daban indicaciones y desaparecían sin dejar rastro.

A pesar del escepticismo inicial de los estudios, Gibson financió la película con 30 millones de dólares de su propio bolsillo. ¿El resultado? Un éxito rotundo: La Pasión de Cristo se convirtió en la película con clasificación R más taquillera de todos los tiempos en EE. UU., con 370,8 millones de dólares, y recaudó 611 millones a nivel mundial.

¿La historia continúa? Sí. Gibson ya prepara la secuela: La Resurrección de Cristo, cuyo rodaje iniciará en Italia este agosto. Promete ser aún más ambiciosa: “Resurrección será lo más grande en cine; mostrará la caída de los ángeles”, han adelantado desde Cinecittà Studios.

Mientras tanto, esta cinta sigue dejando una marca profunda en quienes la ven… y en quienes la hicieron.

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