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El Lear Jet que expuso la vida de lujos del hijo de Marta Sahagún en tiempos de Vicente Fox

En pleno gobierno de Vicente Fox, mientras se hablaba de “cambio” y “transparencia”, el hijo de la primera dama, Manuel Bribiesca Sahagún, surcaba los cielos en un Lear Jet blanco, matrícula XB-JKK, valorado en casi un millón de dólares.

En agosto de 2004, el aparato despegó del aeropuerto de Celaya hacia Silao, marcando el inicio de una etapa de viajes privados y lujos que contrastaban con el discurso oficial. Su padre, Manuel Bribiesca Godoy, no solo confirmó la compra, sino que la presentó como un “logro personal” de su hijo, minimizando el evidente privilegio que significaba que el hijo de la primera dama tuviera un jet privado.

Negocios con intermediarios y empresas pantalla

El avión había sido propiedad del empresario Carlos Nieto, ligado a gaseras y a la industria de refrigeradores, pero terminó registrado a nombre de Credicor Mexicano, empresa de Irapuato vinculada a las familias Cayón y Zaratini. Así se disfrazaba la propiedad real del Lear Jet.

Gabriel Alós Sala, empresario aeronáutico, declaró que una de las empresas de Bribiesca le pagó 15 mil dólares por encontrar un avión a la medida.

Del lujo a la política partidista

En febrero de 2005, el jet fue usado por el senador panista Carlos Medina Plascencia para asistir al arranque de campaña del panista Rubén Mendoza Ayala en Toluca. Luego intentó lavarse las manos: “De haberlo sabido, no me subo”.

La existencia del avión salió a la luz gracias a la periodista Olga Wornat, quien lo describió como “el último juguete” de Bribiesca, usado para viajar dentro y fuera del país sin someterse a controles migratorios. Aunque él negó ser el dueño, las declaraciones de su padre y del periodista Enrique Gómez Orozco lo confirmaron como operador y custodio.

Privilegios que cuestan millones

En México, la matrícula XB corresponde a aeronaves privadas. Mantener el Lear Jet XB-JKK costaba unos 1,500 dólares por hora de vuelo. Un gasto que ningún mexicano de clase media podría sostener, pero que en el círculo íntimo de Los Pinos se pagaba sin problema.

En los pasillos del aeropuerto del Bajío no había dudas: el jet era de Bribiesca. Otra prueba de que el “gobierno del cambio” fue, en realidad, un sexenio de privilegios y negocios familiares.

Con información de HansDigital.

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