El magnate de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, volvió a exhibirse en entrevista al anunciar que demandó al expresidente López Obrador por un supuesto “incumplimiento de contrato” en el cobro de impuestos. Con más de 70 mil millones de pesos de adeudo fiscal, el empresario pretende presentarse como perseguido político cuando en realidad se niega a cumplir con sus obligaciones tributarias.
Lejos de responder por sus deudas, Salinas Pliego opta por atacar a la 4T, acusando de despilfarro las obras estratégicas que hoy generan empleo y desarrollo, mientras él defiende sus privilegios. Su narrativa busca desviar la atención: acusa complicidad con el crimen organizado y hasta “indoctrinamiento comunista” en los libros de texto, pero evita explicar por qué no ha pagado lo que corresponde.
No es casualidad que ahora se venda como opositor: cuando se le exigió lo que debía, rompió con el gobierno y se puso del lado de la derecha más reaccionaria. Sus declaraciones no son más que un intento desesperado de victimizarse para no rendir cuentas al pueblo de México.
Mientras miles de empresas y ciudadanos pagan puntualmente sus impuestos, Salinas Pliego insiste en evadir y litigar lo que debería destinarse a escuelas, hospitales y programas sociales. En vez de sumarse al esfuerzo nacional, se refugia en teorías y pretextos para encubrir un hecho irrefutable: le pesa más su bolsillo que el futuro del país.



