El gobierno ultraliberal de Javier Milei anunció el inicio del proceso de privatización parcial de Nucleoeléctrica Argentina, empresa estatal encargada de las tres centrales nucleares del país: Atucha I, Atucha II y Embalse. Pese a que estas plantas generan el 7.4% de la energía eléctrica nacional y reportaron ganancias por más de 70 millones de dólares en el primer semestre de 2025, el gobierno pretende vender el 44% de las acciones a capital privado nacional e internacional, en un nuevo intento de desmantelar el patrimonio del pueblo argentino.
El vocero presidencial Manuel Adorni confirmó que, además, un 5% se destinará a un programa de propiedad participada, mientras que el 51% seguirá en manos del Estado. Sin embargo, en los hechos, esta decisión coloca en riesgo la soberanía energética del país al abrir la puerta a intereses privados y extranjeros en un sector estratégico.
La medida se enmarca en la llamada “megaley” aprobada en 2024, donde Milei incluyó a varias empresas públicas en un plan de privatización generalizada. Apenas en julio, el gobierno ya había anunciado la venta parcial de la empresa estatal Aysa, encargada de proveer agua y saneamiento a más de 11 millones de personas en Buenos Aires y su periferia.
El discurso oficial intenta justificar la entrega de Nucleoeléctrica bajo el argumento de “promover inversión privada” para extender la vida útil de las centrales y construir un reactor modular argentino. Sin embargo, críticos advierten que se trata de una estrategia de despojo, disfrazada de modernización, que coloca al país en una situación de dependencia energética y vulnerabilidad geopolítica.
La decisión de Milei confirma su política de “retiro del Estado” de áreas estratégicas, reduciendo al mínimo el papel público en sectores vitales como la energía, el agua y los recursos naturales. Una vez más, el dogma privatizador pone en entredicho el futuro de millones de argentinos, mientras empresas extranjeras se perfilan como las grandes beneficiarias del desmantelamiento del patrimonio nacional.




