1. Un nuevo rumbo: regularización, transparencia y cumplimiento ambiental
En días recientes, la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, trazó un nuevo rumbo en la conversación ambiental sobre el Tren Maya.
Sin minimizar impactos ni justificar irregularidades, estableció un proceso institucional de regularización, supervisión y cumplimiento ambiental permanente.
La obra se encuentra bajo un esquema de revisión continua y transparente, en el que se verifican permisos y condicionantes, semana a semana, con participación de la SEMARNAT, PROFEPA y el consorcio Tren Maya.
Toda la información generada se publica de manera abierta desde el 1º de octubre de 2024 en la Gaceta Ecológica, garantizando acceso público a los avances, medidas de restauración y cumplimiento de las condicionantes ambientales.
La conducción de Bárcena representa un ejercicio pleno de responsabilidad institucional.
Regularizar no es justificar: es garantizar el cumplimiento ambiental y restaurar aquello que requiere atención técnica, dentro de un marco de transparencia y legalidad.
Este proceso abre también una oportunidad para analizar con rigor qué tanto de lo que se ha dicho sobre el Tren y la Selva Maya es cierto, impreciso o falso, y, de manera más amplia, para examinar los incentivos de esta conversación digital, ¿Qué tanto ha imperado una lógica de combate político-electoral por encima de un diálogo constructivo en pro del medio ambiente? ¿Qué tanta influencia tuvo la lógica del capitalismo digital que premia alcance e interacciones por encima de veracidad y rigor técnico? ¿Qué tanto se ha privilegiado la perspectiva de un ambientalismo concentrado en sectores urbanos y privilegiados, que no refleja la percepción real ni del país en su conjunto ni de las comunidades del sureste que conviven directamente con el proyecto?
2. El Tren como símbolo político: la verdad detrás de la conversación
Como se mostrará a detalle en los siguientes artículos de esta serie, la evidencia indica que la inmensa mayoría de lo dicho sobre el Tren Maya en redes sociales carece de sustento técnico y responde, en cambio, a una dinámica de confrontación ideológica, y capacidad de capitalización mediática y digital. Durante los últimos años, el proyecto fue convertido en un símbolo político: golpear mediáticamente al Tren se volvió equivalente a golpear al proyecto de transformación nacional.
De acuerdo con los análisis de conversación digital (gráfica 1.0), los picos de actividad entre 2021 y 2025 no coinciden con los periodos de mayor impacto ambiental ni con hitos técnicos de la obra, sino con coyunturas mediáticas y políticas. De esta correlación se derivan las siguientes conclusiones:
- La conversación digital siguió la lógica de la agenda política, no del desarrollo de obra.
- Los picos más altos se registran en momentos de disputa narrativa —como suspensiones judiciales, transferencias institucionales o inauguraciones— y no durante la construcción activa (2021–2023). Lo anterior se puede agregar en la gráfica 2.0
- El periodo de construcción generó menos atención que el periodo electoral.
- Entre 2021 y 2023, cuando se llevaron a cabo las obras principales y, por tanto, los impactos ambientales reales, el volumen de conversación fue casi dos veces menor al del año electoral 2024, cuando la actividad constructiva estaba prácticamente concluida.
- El Tramo 5 Sur continúa suspendido judicialmente.
- En junio de 2024, un juez federal ordenó una suspensión definitiva de las obras del Tramo 5 Sur (Playa del Carmen–Tulum), medida que fue ratificada en enero de 2025 por un Tribunal Colegiado. La suspensión sigue vigente hasta que se cumplan los estudios geológicos, hidrológicos y ambientales requeridos por el tribunal.
- La conversación pública se intensificó cuando el impacto ambiental ya había cesado.
- Para 2024, el Tramo 5 Norte estaba concluido (febrero de 2024) y el Tramo 5 Sur permanecía detenido, sin obras nuevas. Aun así, fue durante este periodo —no durante la obra activa— cuando la conversación negativa alcanzó su punto máximo, confirmando su carácter político-electoral.
- Los temas más comentados no fueron ambientales.
- Como muestra la gráfica de temas relacionados (gráfica 2.0), los tópicos dominantes fueron “fracaso del tren”, “descarrilamientos” y “negocios familiares”, mientras que los temas ambientales genuinos (como pérdida de fauna) representaron apenas el 3.8 % de la conversación total.
En conjunto, estos datos demuestran que la conversación digital sobre el Tren Maya respondió principalmente a una estrategia de instrumentalización política, no a una preocupación ambiental objetiva. El tren fue convertido en un símbolo de disputa ideológica, más que en un tema de evaluación técnica o ecológica.
Asimismo, una proporción significativa de las cuentas que encabezaron esa conversación participaban activamente en estrategias digitales de promoción electoral de oposición, como la campaña #VotaXElClima. El ambientalismo se convirtió en un discurso instrumental, utilizado como vehículo para el enfrentamiento político, y en menor medida como vehiculo de capitalización mediática, más que como espacio de diálogo técnico.
La lógica político-electoral, por definición, no puede ser constructiva: mientras el diálogo busca acuerdos y soluciones, la competencia electoral se basa en la polarización entre ganadores y perdedores. Si el Tren Maya se utiliza como herramienta de ataque en ese contexto, la conversación no busca comprender o corregir, sino destruir la percepción del proyecto y, con ello, la legitimidad política de su promotor.
A este fenómeno se suma la naturaleza propia del entorno digital. Las redes sociales privilegian la inmediatez, la emoción, conflicto y escándalo, valores que son recomendados con alcance e interacciones. La lógica ambiental, en cambio, se construye con datos, verificaciones y procedimientos técnicos; una narrativa menos atractiva en términos de alcance e interacción. Es mucho más fácil viralizar la imagen de un jaguar muerto —aunque sea falsa— que explicar una condicionante jurídica o un procedimiento de mitigación ambiental.
Por esa razón, sin justificar el verdadero que impacto que tuvo el Tren, las verdaderas áreas de oportunidad de este proyecto —que hoy son atendidas y supervisadas por la SEMARNAT— no fueron el componente principal de la conversación. La comunicación política requiere espectáculo y dramatismo, y por ello la crítica recurrió con frecuencia a la exageración o incluso a la falsedad. En el mejor de los casos, se privilegiaron afirmaciones imprecisas; en muchos otros, se propagaron mentiras deliberadas.
La fractura entre la realidad territorial y la conversación digital se tradujo así en un fenómeno más profundo: la sustitución del análisis técnico por la emocionalidad política. En un entorno donde los mensajes simplificados y polarizantes dominan, los argumentos medidos pierden visibilidad frente al contenido diseñado para provocar indignación.
El resultado fue un ambientalismo de consigna, donde la emoción desplazó al dato y la indignación generaba más atención que la verdad. Según los datos recopilados en ese periodo:
- 1 % de la conversación negativa se centró en la “deforestación por el Tren Maya”;
- 3 % en la “muerte de jaguares”;
- y 25.3 % en los “conflictos de tierra o clausuras ambientales”.
Los estudios técnicos de CONABIO (2023), INECC (2023) y UNAM (2024) confirman que la deforestación atribuible al Tren Maya es mínima en comparación con la generada por la ganadería y la agricultura, responsables de una pérdida 43 veces mayor de selva en la Península de Yucatán.
Sin embargo, esa lógica de instrumentalización digital no refleja el sentir mayoritario de la población ni la realidad concreta de las comunidades del sureste. Mientras la conversación en redes se organizaba en torno a consignas y amplificaciones urbanas, en el territorio predominaba una percepción distinta: la del Tren Maya como una oportunidad legítima de desarrollo, movilidad y bienestar. Esa desconexión entre el ruido mediático y la opinión territorial será clave para entender el siguiente eje de análisis: cómo la percepción social del Tren revela un país dividido no por sus datos ambientales, sino por los lentes ideológicos y geográficos con que se interpreta el desarrollo.
3. Entre la conversación digital y la percepción territorial: dos realidades del mismo proyecto
Existe evidencia robusta, proveniente de distintas fuentes nacionales y regionales, que confirma que la población del sureste mexicano mantiene una opinión mayoritariamente favorable hacia el Tren Maya (y en general hacia el desarrollo de su región), y que existe una distancia profunda entre la conversación digital y la percepción territorial del proyecto.
De acuerdo con el estudio Entorno a Ti (2025), la mayoría de los mexicanos reconoce la importancia del medio ambiente, pero prioriza las preocupaciones económicas, laborales y de seguridad frente a las ambientales. Solo un 8 % considera el medio ambiente como su principal tema de interés electoral, mientras que 64 % opina que “nos preocupamos demasiado por el cambio climático y no lo suficiente por otros asuntos como la economía o el empleo”. En este contexto, 66 % de los mexicanos considera que el Tren Maya es una obra necesaria para impulsar el desarrollo regional, siempre que se minimicen los impactos ambientales.
Los datos de encuestas regionales refuerzan este patrón. En los estados del sureste —donde el proyecto tiene un impacto directo—, 77 % de la población considera que la economía local mejorará, 86 % que aumentará el empleo, 88 % que crecerá el turismo y 72 % que sus familias estarán mejor gracias al Tren Maya. Incluso desde una perspectiva ambiental, 43 % de los habitantes locales opina que la protección al ambiente mejorará, frente a solo 34 % que cree lo contrario. En mediciones previas de Enkoll para FONATUR (2021), entre 88 % y 90 % de los encuestados manifestaron una opinión positiva del proyecto, y 87 % afirmó que viajaría en él una vez concluido.
Estos datos confirman que la oposición digital no refleja la percepción territorial real. Mientras en redes sociales predomina una conversación crítica asociada a nichos urbanos, ideológicos y con alta capacidad de amplificación, en territorio el consenso social tiende hacia la aceptación del proyecto como instrumento legítimo de desarrollo y movilidad.
La composición social y geográfica de la oposición al Tren Maya también revela un patrón estructural: la mayor parte de sus voceros proviene de sectores privilegiados —económica y culturalmente— y de contextos urbanos con fuerte presencia de valores ambientales del norte global, centrados en la conservación absoluta. Esta visión, aunque legítima, se distancia de las condiciones históricas del sur del país, donde las carencias en infraestructura, empleo y servicios básicos exigen un modelo de sostenibilidad que equilibre progreso y protección.
En ese sentido, pueden identificarse dos formas de ambientalismo coexistentes pero asimétricas:
- un ambientalismo del norte, que privilegia la preservación por encima del desarrollo, y
- un ambientalismo del sur, que concibe la sostenibilidad como un camino hacia la justicia social y territorial.
El debate en torno al Tren Maya no es, por tanto, meramente ecológico, sino también estructural y cultural: enfrenta dos formas de entender el bienestar y el equilibrio ambiental. En la práctica, la conversación digital ha privilegiado la primera —más visible, más mediática y más desconectada del territorio—, mientras la segunda define la realidad cotidiana de las comunidades que esperan en el Tren Maya una oportunidad concreta de movilidad, empleo y progreso.
4. El rechazo a priori: entre la oposición estructural y la distorsión narrativa
Estas dos circunstancias —por un lado, la existencia de una oposición estructurada desde sectores privilegiados que se expresan principalmente en el ámbito digital y, por otro, la desconexión entre la conversación mediática y la percepción territorial real—, combinadas con incentivos políticos y electorales, han dado lugar a un patrón de rechazo a priori hacia los proyectos de desarrollo del sur del país, incluido el Tren Maya.
En este escenario, la crítica antecede a la evaluación técnica: los proyectos se descalifican no por sus impactos comprobados, sino por su asociación simbólica con un tipo de desarrollo que se percibe como “impuesto” o “incómodo” frente a los valores del ambientalismo del “norte”. De este modo, la conversación pública sobre el Tren Maya no se organiza en torno a datos verificables, sino a representaciones ideológicas que tienden a oponerse sistemáticamente a cualquier obra de gran escala.
La combinación entre oposición estructural y aprovechamiento político-electoral, y mediático-digital, genera un circuito de retroalimentación negativa, donde las posturas más radicales encuentran mayor visibilidad mediática y, por tanto, se consolidan como referentes del debate, aun cuando no representan a la mayoría social. Este proceso produce un efecto de distorsión narrativa: mientras las comunidades del sureste valoran el proyecto como una vía de desarrollo sustentable y movilidad, en redes sociales se reproduce un discurso de catástrofe que maximiza el conflicto y minimiza la evidencia.
El resultado es un campo discursivo donde la racionalidad técnica queda subordinada a la emocional y simbólica, dificultando cualquier posibilidad de diálogo constructivo o balance real entre desarrollo y sostenibilidad. Así, el rechazo a priori no es solo una postura ideológica: es el síntoma de una fractura más profunda entre quienes viven las consecuencias del subdesarrollo y quienes interpretan el desarrollo desde la distancia del privilegio.
5. Las tres grandes falsedades
La consecuencia más visible de esta dinámica de desinformación fue la instalación de un conjunto de creencias erróneas que dominaron la conversación digital.
Para garantizar una comprensión plena y transparente, se realizó un ejercicio de revisión de las tres afirmaciones falsas más frecuentes sobre el Tren Maya, contrastadas con evidencia verificable.
1. “El Tren mata jaguares.” —
FALSO.
- No existe evidencia que sustente esta afirmación.
- Los atropellamientos de felinos se registran en carreteras federales, no en vías ferroviarias.
- Desde 2022, el número de casos ha disminuido y, actualmente, se aplican medidas de mitigación y monitoreo satelital en colaboración con la CONANP, incluyendo más de 300 pasos de fauna y zonas de vigilancia activa.
2. “El Tren es el principal causante de la deforestación.” —
FALSO.
- La pérdida de selva en la península responde a causas estructurales y previas, vinculadas a la expansión agroganadera y urbana.
- Los municipios más deforestados —Bacalar y Othón P. Blanco— no coinciden con los principales tramos ferroviarios.
- De hecho, la ganadería en estos dos municipios ha deforestado ocho veces más superficie que todo el trazado ferroviario del Tren en cinco estados.
3. “El Tren destruye los mantos acuíferos.” —
FALSO.
- No hay evidencia de afectación permanente al manto acuífero por pilotes o cimentaciones del Tramo 5.
- Los principales riesgos hídricos provienen de descargas urbanas y residuos humanos acumulados.
- El proceso de limpieza, retiro de concreto y restauración se encuentra en curso, con supervisión semanal y auditorías públicas reportadas en la Gaceta Ecológica.
- Ninguna resiste el contraste con la evidencia técnica disponible.
6. Consecuencias: del ruido político a la distorsión ambiental
El uso político de la desinformación no fue inocuo.
Sus consecuencias se extienden más allá del Tren Maya: distorsionaron el debate ambiental en la Península de Yucatán y en buena parte del país.
- En el plano social y electoral, los intentos de desgaste resultaron ineficaces: las encuestas muestran que la mayoría de la población de la región aprueba el Tren Maya, y Quintana Roo registró la votación más alta a favor de la 4T en 2024.
- En el plano mediático y cultural, el efecto fue más profundo: se consolidaron incentivos de desinformación que hoy afectan la discusión ambiental sobre otros proyectos.
Con frecuencia se atacan proyectos técnicamente viables, ambientalmente regulados y socialmente necesarios, pero altamente capitalizables en términos mediáticos.
Estos ataques suelen centrarse en proyectos de infraestructura energética, hidráulica o de transporte que resultan imprescindibles para la vida y el desarrollo humano en la península, pero cuya narrativa digital puede distorsionarse con facilidad. - Como muestran las cifras presentadas anteriormente —provenientes de encuestas nacionales y regionales que confirman un respaldo mayoritario al Tren Mayan y al desarrollo de la región—, existe una brecha profunda entre la conversación digital y la percepción territorial real. Mientras la opinión pública en el sureste asocia el proyecto con progreso, oportunidades económicas y laborales, movilidad y justicia social, la conversación en redes sociales está dominada por sectores urbanos y privilegiados, cuya perspectiva ambiental se rige por valores de conservación absoluta más que por las condiciones materiales del territorio. Este contraste revela que la oposición digital no representa el sentir mayoritario de las comunidades afectadas, sino una forma de ambientalismo de élite, desconectado de la realidad social y económica del sur.
El resultado es un problema real de desinformación ambiental, donde la búsqueda de interacción y polémica en redes sustituye al análisis técnico y científico.
Se promueve una cultura de sospecha que debilita la credibilidad del ambientalismo serio y obstaculiza proyectos indispensables para garantizar energía, agua y conectividad sostenible.
7. Conclusión — Restaurar la verdad para cuidar la selva
El proceso de regularización y transparencia encabezado por Alicia Bárcena redefine la conversación ambiental en México.
Representa una etapa de madurez institucional, donde la sustentabilidad se mide tanto por la restauración ecológica como por la veracidad de la información. Lo anterior considerando las prioridades de desarrollo que tiene la población en general y la del sureste del país en particular.
En este contexto, el objetivo de esta serie es contribuir a la construcción de una nueva dinámica entre el ambientalismo y las instituciones públicas, una dinámica que supere la lógica de la confrontación y dé paso a un diálogo basado en evidencia, corresponsabilidad y soluciones técnicas. Esta etapa busca consolidar un espacio donde la discusión ambiental deje de ser un campo de disputa política para convertirse en una plataforma de cooperación efectiva en torno al desarrollo, el bienestar y la sustentabilidad.
Es importante señalar que parte significativa del ambientalismo más activo y relacionado con la discusión pública en torno al Tren Maya ha mostrado ya signos de evolución, impulsado por cuatro factores:
- La apertura del gobierno federal y estatal al diálogo constructivo y a la atención técnica de los impactos.
- La disposición de diversos liderazgos ambientalistas a dialogar y escuchar, sin renunciar a señalar con firmeza aquello que consideran grave ni a sacrificar sus convicciones. Lo anterior comienza a generar un espacio donde el disenso puede coexistir con la cooperación en torno a objetivos comunes de mitigación, restauración y bienestar social.
- El fin del ciclo electoral, que redujo la instrumentalización política del tema.
- La disminución de la infiltración ideológica y mediática, que durante años distorsionó la discusión ambiental con fines partidistas o de capitalización de agenda.
El propósito de este ejercicio, por tanto, es hacer un corte de caja, reconocer las dinámicas de desinformación, sus incentivos y fortalecer las condiciones para un diálogo más técnico y constructivo.
Un ambientalismo serio capaz de distinguir entre los proyectos que requieren atención prioritaria por su impacto y aquellos que equilibran mitigación, desarrollo y bienestar es fundamental para garantizar un desarrollo sostenible en nuestro país. En este nuevo marco, las autoridades asumen un rol activo como garantes del cumplimiento ambiental, pero también como actores técnicos, abiertos al diálogo y comprometidos con el desarrollo con bienestar y la prosperidad compartida.
En los próximos artículos se presentará un análisis detallado de las tres líneas que dominaron la conversación digital —fauna, deforestación y agua— con el propósito de devolver el peso del debate a la evidencia verificable.
Cuidar la selva implica también cuidar la verdad y fortalecer el diálogo que hace posible su protección.
Nota metodológica — Análisis Tren Maya
El presente análisis, del cual derivan las gráficas 1.0 y 2.0 incluidas en este documento, combina información proveniente de fuentes públicas y plataformas digitales con el propósito de identificar tendencias, temáticas y comportamientos de conversación relacionados con el Tren Maya y su impacto ambiental, social y político.
- Fuentes de información
Google Trends: se utilizó para observar el interés de búsqueda y comparar el comportamiento temporal de los temas más relevantes asociados al Tren Maya, entre octubre de 2021 y octubre de 2025.
Redes sociales: los temas principales se obtuvieron del monitoreo de conversación pública en plataformas como X, a partir de publicaciones, menciones y debates generados por usuarios, medios de comunicación, activistas y actores institucionales entre octubre de 2024 y octubre de 2025.
- Alcance del análisis
El estudio se enfocó en los temas con mayor volumen de conversación durante el periodo analizado, agrupados en categorías que tuvieron un impacto mediático y ambiental como Tren Maya, Jaguares (fauna regional), Deforestación y Cenotes (mantos acuíferos).
Las menciones fueron clasificadas de forma cualitativa y cuantitativa, con el fin de identificar los enfoques predominantes (ambiental, político, económico o social). - Metodología de procesamiento
Se aplicó una búsqueda temática y de palabras clave para detectar picos de actividad y asociaciones entre temas.
Los porcentajes reflejan la proporción relativa de menciones de cada subtema dentro de su categoría principal.
Los gráficos de evolución temporal de la conversación se construyeron a partir de los datos obtenidos en Google Trends y del volumen de publicaciones por mes en redes sociales. - Limitaciones
Los datos provienen exclusivamente de conversación pública y abierta, por lo que no incluyen mensajes privados ni publicaciones con restricciones.
Los resultados reflejan la percepción social y mediática del tema, no necesariamente hechos comprobados.
El comportamiento en redes puede estar influido por coyunturas informativas o campañas coordinadas. - Interpretación
El análisis busca ofrecer una lectura comparativa de cómo ha evolucionado la conversación sobre el Tren Maya y los temas ambientales asociados, identificando narrativas recurrentes, picos de interés y actores clave que inciden en la construcción de opinión pública.
Fuentes institucionales
- Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) (2024). Gaceta Ecológica: Seguimiento ambiental del Proyecto Tren Maya (publicación semanal, desde 1º de octubre de 2024).
- Fuente principal de los datos sobre supervisión semanal, medidas de mitigación y cumplimiento de condicionantes ambientales.
- Contiene los reportes públicos de los tramos, avances de restauración y revisión interinstitucional con PROFEPA.
- Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Declaraciones de la secretaria Alicia Bárcena (septiembre–octubre 2024).
- Fuente para las citas y parafraseos del discurso institucional sobre regularización ambiental:
“No se trata de decir ‘no queremos al Tren Maya’, porque ahí está. Se trata de garantizar que cumpla con rigor técnico, ambiental y legal.”
- Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) (2024). Informes de supervisión conjunta SEMARNAT–PROFEPA–Tren Maya.
- Respaldan la mención al grupo interinstitucional que evalúa permisos, condicionantes y medidas de mitigación tramo por tramo.
- FONATUR-Tren Maya (2023). Plan Integral de Manejo Ambiental del Proyecto Tren Maya.
- Documento técnico sobre medidas de mitigación, pasos de fauna, cambio de uso de suelo y restauración ambiental.
- Comunicados de la Secretaría de Medio Ambiente del Gobierno de México (2024).
- Boletines oficiales posteriores a la conferencia de Bárcena, donde se reafirma que “regularizar no implica justificar”.
Fuentes académicas y técnicas
- CONABIO (2023). Informe sobre deforestación y cambio de uso de suelo en la Península de Yucatán.
- Base de la comparación técnica: la deforestación agrícola y ganadera tiene un impacto más de 40 veces mayor que la atribuible al tren.
- Instituto de Geografía, UNAM (2024). Análisis geoespacial de pérdida de cobertura forestal 2018–2024.
- Corrobora la magnitud real del impacto en la selva frente a las narrativas mediáticas.
- Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) (2023). Evaluaciones de impacto acumulativo en corredores biológicos del sureste mexicano.
- Fuente técnica para las referencias sobre impactos localizados y mitigación ambiental.
- Programa de Ordenamiento Ecológico Regional de la Península de Yucatán (POETY) (2020).
- Documento marco sobre uso de suelo y gestión ambiental de la región.
- Carpeta de documentos
- Enkoll para FONATUR-Tren Maya (2021).
Encuesta de percepción ciudadana sobre el Tren Maya.
- Base de los datos de aprobación regional y expectativa de uso en los estados del sureste.
- Entorno a Ti (2025).
Estudio nacional de opinión pública sobre medio ambiente y desarrollo.
- Fuente para los datos de percepción nacional sobre medio ambiente y desarrollo (64 % prioriza economía sobre medio ambiente; 66 % considera el Tren Maya necesario si cumple criterios ecológicos).
Fuentes sociodigitales y mediáticas
- Análisis sociodigital MW Group (2024–2025). Evolución de la conversación digital sobre el Tren Maya
- Fuente del hallazgo de que los picos de conversación coincidieron con coyunturas políticas, no con publicaciones técnicas.
- https://docs.google.com/presentation/d/1RvqygPfYn9cY6TYGM2ua53m4MPwLMZTPm0-1lCMQxTw/edit?slide=id.g3944cef091f_12_219#slide=id.g3944cef091f_12_219
- Dataset interno “Desinformación ambiental y capitalización mediática” (MW Group, 2025).
- Fuente del dato de que sólo 3.8 % de las publicaciones abordaron el tema ecológicamente, mientras 69.6 % lo hicieron desde consignas emocionales o ideológicas.
- Análisis hemerográfico de medios nacionales (2022–2024).
- Latinus, Forbes México, Animal Político, El Universal, Aristegui Noticias.
- Revisión del tipo de cobertura sobre el Tren Maya y la replicación de narrativas sin contraste técnico.
Cuentas y campañas digitales (2020–2024).
- Monitoreo de hashtags #TrenMaya, #SelvaMaya, #NarcoTren, #VotoPorElClima.
- Evidencia del uso político del discurso ambiental y de la vinculación de actores opositores con campañas internacionales de presión.
- Declaraciones públicas y redes de actores ambientales.
- Referencia a la participación de organizaciones y figuras como Greenpeace, Selvame del Tren y actores privados con intereses comerciales o partidistas.
Referencias conceptuales complementarias
- Latour, Bruno (2017). Política de la Naturaleza.
- Marco teórico sobre cómo los conflictos ecológicos se politizan y se transforman en símbolos ideológicos.
- Harari, Yuval Noah (2018). 21 lecciones para el siglo XXIReferencia conceptual para el análisis de la posverdad y la emocionalización de la información ambiental.
- Eisenstein, Elizabeth (2010). The Printing Press as an Agent of Change.
Apoyo teórico para entender el papel de los medios y la tecnología en la configuración de las narrativas públicas.