El gobierno de Nicolás Maduro anunció la detención de un grupo de mercenarios con presuntos vínculos con la CIA, acusados de preparar un ataque de falsa bandera desde Trinidad y Tobago. Caracas calificó las maniobras militares en el Caribe como una provocación hostil impulsada por Washington y advirtió que su Fuerza Armada permanecerá en alerta.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez afirmó que los detenidos operaban con información directa de la CIA, y que su captura permitió detectar un supuesto plan para desencadenar un conflicto militar en la región. Maduro denunció la cooperación del gobierno trinitense y criticó el uso de la fuerza contra civiles, incluyendo la muerte de pescadores trinitenses el 14 de octubre.
Trinidad y Tobago realiza ejercicios conjuntos con tropas estadounidenses bajo el Comando Sur, incluyendo la llegada del destructor misilístico Gravely y el próximo arribo del portaviones Gerald Ford. Maduro advirtió que Venezuela no se dejará intimidar, comparando la situación con hechos históricos que sirvieron como pretexto para conflictos bélicos, como el hundimiento del Maine (1898) y el incidente del golfo de Tonkin.



